Formación en violencia de género: la clave para combatirla
Desde hace algunos años en el ámbito educativo, se puede ver una mejora en la responsabilidad para enfrentar el tan complejo y grave fenómeno de la violencia de género.
El mundo cambia constantemente, y aunque las cifras continúan siendo extremadamente alarmantes y el número de mujeres que sufren sus consecuencias es altísimo, puede vislumbrarse un interés por comprenderlo, analizarlo, actuar y generar conciencia para enfrentar el problema.
Si tú eres una de esas personas que considera que en la formación y educación está la respuesta para atacar estos fenómenos de raíz, descubre este Máster en el Estudio y Prevención de la Violencia de Género, que comenzará por echar luz al asunto.
Deconstruir años de hábitos, cultura machista y patriarcal no es tarea sencilla; está arraigada en cada circunstancia de nuestra vida cotidiana de la que incluso muchas veces no somos siquiera conscientes.
Para poder comenzar a desentrañar estas cuestiones, hace falta mucho más que charlas de opiniones o sentimientos subjetivos, por lo que es necesario abordar el tema desde una mirada instruida y pensada, que permita dar comienzo a la formación responsable y desestructurada de prejuicios, una posición bastante diferente a lo que nos han enseñado anteriormente.
Por otro lado, hay un punto crucial a tener en cuenta, y es el concepto de interdisciplinariedad: para afrontar el tema con éxito es fundamental asistir a una formación que reconozca la necesidad de ejercer diferentes miradas sobre la violencia de género y que permita comprender holísticamente el fenómeno.
Cualquier máster o programa que pretenda abordar este tópico debe contemplar un módulo fundamental, que es el de la prevención; la violencia de género no puede ser encarada de forma tardía, puesto que las consecuencias son las vidas de las personas que la padecen, o las secuelas nefastas que dejan.
Por lo tanto, involucrarse con programas que tengan como objetivo principal detectar a tiempo los posibles indicadores de violencia es primordial para poder desactivarla, tomar las medidas necesarias y crear las políticas sociales adecuadas que eviten las situaciones a las que lamentablemente ya estamos habituados.
En los testimonios que suelen escucharse de personas que han sufrido este tipo de violencia, muchas veces se desprende de su discurso que no contaban con las herramientas para pedir ayuda, o que, al recurrir a centros especializados en la materia, no han recibido lo que buscaban.
Y es que para que todo el engranaje funcione de manera óptima es necesario contar con profesionales que detecten la violencia y tengan la capacidad de poner en marcha el sistema que logrará sacar a esa mujer del círculo de coacción en el que está inmersa.
Por otro lado, este tipo de formaciones no incluyen únicamente la teoría donde se debate y se pone luz sobre el tema (lo cual es por demás importante), sino que también pretende desarrollar las habilidades personales de los profesionales, los cuales deben estar dotados de características especiales tales como la empatía, la calidez y la objetividad, para poder afrontar determinadas situaciones.
Por último, si bien involucrarse con la violencia de género para muchos está relacionado exclusivamente con un sentir vocacional, también existe un gran nivel de empleabilidad, puesto que, lamentablemente, las cifras a nivel mundial y en cualquier región geográfica sobre muertes y violaciones son abrumantes; es por eso que es necesario continuar formando profesionales que colaboren con el cambio de paradigma que la sociedad ha decidido afrontar.