Cristina Gallach, secretaria general adjunta de Naciones Unidas en el area de Comunicación e Información Pública.

Querida Cristina, amiga, mentora, ejemplo para muchas y muchos, nadie como tú conoce lo que significa romper techos de cristal. El Instituto Europeo de Género (EIGE) publicaba en 2013 el índice de género en el que se señalaba la baja representación de las mujeres en los poderes político y económico (las mujeres cuentan con mucha menos representación entre los altos cargos de toma de decisiones en la mayoría de los Estados miembros). A pesar de que las mujeres constituyen casi la mitad de las personas empleadas, y más de la mitad de las personas con estudios superiores acabados, la proporción de mujeres que ocupan cargos a nivel de toma de decisiones sigue siendo muy baja. Esta desigualdad, a parte de ser discriminatoria, significa que se desaprovechan recursos humanos altamente cualificados y preparados.

En tu caso, obtuviste una beca Fullbright que te permitió estudiar en la Universidad de Columbia de Estados Unidos, pasaste del periodismo y la corresponsalía para EFE en Moscú y Bruselas a estar en el centro del huracán del turbulento, pero apasionante, mundo de relaciones internacionales. Durante 14 años trabajaste mano a mano con Javier Solana, en la OTAN y el la Unión Europa. Conoces bien los entresijos de la comunicación, del periodismo en el ámbito internacional. Y tu compromiso con los derechos de las mujeres y con la igualdad, se vio recompensado cuando, además, recibiste en 2010 el Premio Europeo de Mujeres del Instituto Europeo de Igualdad de Género, y fuiste nombrada por el “Financial Times” como uno de los 30 personajes más influyentes en Bruselas del 2009. Ciertamente, es un curriculum que impresiona.

Ahora, estas iniciando una nueva etapa como Secretaria General Adjunta para Comunicación e Información Pública, bajo el mandato del Secretario General de la Naciones Unidas Bank-Ki-Moon. Sin duda el cargo más alto que una mujer española ha alcanzado nunca en el organigrama de Naciones Unidas.

La primera pregunta, sin rodeos, Cristina, ¿por qué continúa siendo tan difícil que las mujeres ocupen puesto de responsabilidad en todos los ámbitos: político, económico, académico, cultural, etc?

Una cuestión tan compleja solo puede responder a varias razones; razones ligadas a la educación, a tradiciones, a la economía y al poder. Y especialmente a la manera en que se ha ejercido el poder. De todas ellas, ha surgido un tipo de relación en nuestra sociedad, que no ha favorecido a la igualdad. Para poderlo cambiar son necesarias acciones en todos los ámbitos, individuales y concretas, pero sobre todo, acciones políticas. Hay que incidir en la educación y en la manera en cómo se organiza la política (leyes, normativas, etc), sin dejar de lado el ámbito económico. Por lo tanto, es la constatación de que un problema de desigualdad tan importante que tiene tantos orígenes, que es multisectorial, solo se resuelve con acciones en todos los ámbitos.

El último informe del «World Economic Forum» afirma que tendremos que esperar hasta el año 2095 para poder hablar de una verdadera igualdad de mujeres y hombres, principalmente en el ámbito del empleo. Resulta muy desalentador. En el ámbito de los puestos de toma de decisiones, habitualmente se menciona el “techo de cristal” con el que se encuentran muchas mujeres en un momento concreto de sus carreras profesionales. En este sentido, ¿lo has visto a tu alrededor? Es decir, profesionales que a pesar de sus capacidades, formación, habilidades y competencias, etc, no han conseguido llegar a un puesto de toma de decisiones? 

Sí, clarísimamente. No solo en el desaliento, de cuando las mujeres están en puestos medios para conseguir saltar, sino el desaliento porque no se ha ayudado a las nuevas generaciones a avanzar. Una anécdota que ilustra muy bien esta situación: estando de redactora en El Periódico de Catalunya, solíamos tener una reunión al mediodía en la que solo había una redactora jefe mujer. Un día no fue. Y el director, queriendo hacer un comentario jocoso, comentó “hoy al menos estamos bien, porque solo estamos los hombres”. Y llegó a mis oídos. Movilicé a las chicas de la redacción, y compré ovillos de hacer calceta y ganchillos, y uno extra. Los pusimos en la mesa de director y cuando pasó nos pusimos a hacer ganchillo. El directo nos llamó y nos pidió disculpas. Esta situación creó una solidaridad y transmitía un claro mensaje: “cuidado con las bromas”. Son detalles que no se pueden dejar pasar.

Nunca ha habido en el periodismo directoras de grandes medios de prensa. Si en nuestra profesión, una profesión dinámica que hace avanzar la sociedad, no somos los que damos ejemplo, quién lo va hacer. Sirve para ilustrar este elemento de vigilancia, y un elemento clave de la educación. En mi generación ya habíamos avanzado, pero no hemos incidido en la calidad de la educación. A mí me preocupa que en la educación a los niños y niñas, hay algo que hace que estas últimas evolucionen de forma distinta. Son educadas en igualdad, pero la sociedad las encamina a comportarse de una manera particular, imitando ciertos modelos sociales que vemos proyectados. La expresión techo de cristal, no se si me gusta, pero es muy real. Durante los 15 años que yo trabajé con Javier Solana, que iba a multitud de viajes oficiales y reuniones de muy alto nivel prácticamente era yo la única mujer, siempre. A veces había alguna otra asesora, pero eran casos extraordinarios. Trabajaba sobre todo con hombres. Sin embargo, en los  últimos 5 años he estado rodeada de mujeres. Las mujeres ocupan en las instituciones europeas puestos directivos intermedios y bajos. Esa es la radiografía típica de las organizaciones europeas. Y es evidente que algo pasa cuando todas son asistentes o administradoras juniors.

Una de las cosas que yo he fomentado ha sido un mayor equilibrio en la presencia de mujeres y hombres. En un caso concreto, por ejemplo, tuve que cambiar dos personas del equipo, y busqué dos chicos. Es necesario. Necesitas tener ese equilibro en las partes donde hay mucho trabajo de coordinación y de organización. En los paneles de Davos vemos a menudo hombres sentados con posturas que pretenden mostrar poderío, de dominio. Su objetivo es mostrar poder.

¿Pero tú crees que estas mujeres llegarán a alcanzar altos puestos directivos?

Necesitarán mucho apoyo de los cuadros altos para ayudarles a estructurar bien el trabajo. Además, van a necesitar mucho apoyo de sus familias. Y tendrán que asegurarse que las condiciones no sean imposibles para las mujeres que tengan una familia. Cuando yo viajaba tanto, era muy difícil. En aquel momento tenía dos ‘baby-sitters’ mientras que mis compañeros hombres dejaban a sus hij@s con sus mujeres.

¿Crees que es preciso que estos temas, la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, la erradicación de la discriminación, etc., ocupen un puesto destacado en los debates de la Unión Europea? Cuando se abordan estos temas, es también importante reconocer que sí, se han conseguido avances notables. Las mujeres se organizan, exigen, quieren cambios pero ¿qué más hay que seguir haciendo? ¿En quién depositar la responsabilidad?

La responsabilidad debe residir en todas las personas que tienen un papel que desempeñar. Esto solo se soluciona con legislación, con decisiones políticas de nivel, en las que se organice nuestra vida de trabajo. España es un paradigma: de la cola, a tener una posición más relevante. Ahora falta que llegue el verdadero impacto, trabajando en la educación, y confiando en que la crisis no se lleve por delante todo lo avanzado.

Por lo tanto, creo sinceramente en la acción política. No es igual una mayoría parlamentaria que otra, pero sean del color que sean, tienen que estar comprometidas con los temas de igualdad. Por lo tanto, el compromiso con las políticas es fundamental. Los pasos se avanzan con decisiones políticas tomadas por quienes tienen el poder y que influyen en todos los procesos. Un parlamento toma decisiones más equilibradas cuando hay un 30 % de mujeres.

Cuándo comenzaste tu carrera profesional, después de tus estudios y de empezar a recorrer un mundo muy distinto al actual, ¿diseñaste alguna trayectoria definida, tenías objetivos que querías alcanzar, que ambicionabas? O estos se han ido definiendo de acuerdo a decisiones que has ido tomando? 

Yo creo que es una combinación de ambas. La anécdota de ‘El Periódico’ define mucho la inquietud, la voluntad de transformación personal y de la época. En cualquier caso era una zona privilegiada con muchas mujeres. Incidir con el trabajo cotidiano es la clave. Me importa el destino final, pero mucho mas el trabajo que se puede hacer y se debe hacer en el día a día. En mi carrera trabajando con Javier Solana solo pedí dos cosas: acceso garantizado para poder influir, y que me escucharan.

Debe existir una relación de confianza y de respeto. Por un lado la pides y por otro te la ganas. Y en aquel caso, hubo dos o tres aciertos que forjaron la relación. Otra de las claves en mi carrera en esa época, pienso, ha sido la de saber manejar las oportunidades: utilizando los medios de comunicación de la mejor manera posible. Por eso, uno de los premios que más he agradecido ha sido el de la Asociación de Periodistas de Madrid. Y es que “No hay respeto si no hay confianza”, sobre todo en temas de comunicación en el ámbito internacional, porque gestionamos momentos muy difíciles.

Ahora es mucho más complicado porque el impacto se multiplica. Lo que sale bien sale mucho mejor, y lo que sale mal, sale mucho peor. Hay una descentralización tan grande.

Ha habido muchos obstáculos en el camino que hayas tenido que sortear?¿cómo te enfrentas a los problemas?

Los obstáculos los sorteas con ganas de servir, de ayudar, de buscar resultados. Hay que tener espíritu de servicio público. Si la gente con la que interactúas ve tu entrega, tienes la audiencia medio ganada. Confías en los demás, porque no tienes otra, confiando en que si tú das, eso vuelve.

En los últimos años, ha sido distinto. Mi rol era el de hablar/comunicar a los ciudadanos en general sobre el mundo sobre las políticas y las Instituciones Europeas. No trataba tan directamente con los periodistas. Ahora, en Naciones Unidas mi trabajo consiste en dirigir las estrategias de comunicación mas adecuadas para que la agenda de la ONU sea mas visible y a su vez mas eficaz. Estoy intentado incorporar la comunicación en centro mismo de la acción política. Ello debe incluir un trabajo muy estrecho con los medios de comunicación, pero debe ir mas allá, a los creadores de opinión, las ONG’s e intentar llegar a la ciudadanía en general.

En tu caso ¿has tenido uno/varios mentores a lo largo de tu carrera profesional? ¿por qué es tan importante que se produzcan esta relaciones de mentoring, sobre todo en el caso de las mujeres? ¿cuál es su valor añadido?

Es algo fundamental. He  tenido algunos jefes que han sido mentores, que me han ayudado y  me han dado oportunidades. He de decir que he sido bastante dura con los jefes y que les exijo mucho. Yo les doy dedicación y me gusta que ellos también me respondan. El valor que tú puedas transmitir a tus colaboradores es que puedas ser inspiradora, y que todo se vuelva a favor del equipo.

Qué te define como profesional, ¿cuáles son las características, los rasgos, los valores con los que te identificas?

Constancia, trabajo duro, el espíritu de servicio, la transparencia. Las dobles y triples agendas ocultas no funcionan. Esto también sirve para la gente que trabaja contigo, crea lealtades.

Formar parte de las Naciones Unidas como Secretaria General Adjunta, el cargo más importante ocupado por un español/a en el sistema de Naciones Unidas hasta el momento. Es un honor y una responsabilidad. ¿Qué ves en estos dos años que afrontas y comienzas en unas semanas?

Entender los funcionamientos, entender a la gente y asimilar procedimientos y contenidos. Y ver si podemos encontrar maneras eficaces para divulgar mejor las políticas y las decisiones que se toman. Si vamos a la bases de los valores de NNUU son fantásticos. Estoy intentando incorporar mi imaginación y experiencia, para hacer un trabajo comunicativo de mayor impacto.

¿Algún sueño que cumplir en el terreno profesional? ¿algo que te gustaría especialmente hacer o a lo que dedicarte? Es el momento de pedir ahora…

Me gusta mucho mi trabajo, mi ambición es el resultado, que lo que haga lo haga bien. Es muy importante el resultado Hay que tener un poco de suerte. Y saberla gestionar. Pero siempre hay que buscar las oportunidades y aprovecharlas.

Isabel Cortina
Rebeca De Sancho Mayoral
Miembros del Comite Directivo de Women In International Security(WIIS) Brussels

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