Discurso de Mª Angustias Bertomeu en la entrega de premios 8 de Marzo de la Xarxa de Dones Les Marines
Quiero daros las gracias a todas, compartirlo con vosotras y especialmente con las compañeras de la Xarxa de Dones que hace ya 20 años una noche como hoy nos reunimos a cenar convocadas por las Pepas y allí mismo decidimos montar la Xarxa. Rosa Fernández, Rosa Real, Alicia Delgado, Mª José Navarro, Consuelo Catalá, Julia González, Carmen Sánchez Ruano, Petri Cordero, Pepa Tortosa, Pepa Saus, Fina Pascual… y todas las que se han ido sumando después, que empezamos a reunirnos en la biblioteca de la escuela de La Xara después de los trabajos, sin ellas no estaríamos hoy aquí.
También es una alegría compartirlo con mujeres como Rosa Serrano, que desde los años 70 nos preguntamos si queríamos seguir viviendo como la sombra de un hombre, o queríamos desafiar al mundo y vivir la libertad en primera persona. Y con la Asociación Matria que trabaja defendiendo la vida y la dignidad de las mujeres. Aquí en esta sala hay mujeres que rompieron los moldes, y en su día a día, han construido modelos de independencia y de liderazgo femenino, modelos que hoy sirven a otras y especialmente a las mujeres más jóvenes, porque entre todas ya se les han abierto caminos que parecían imposibles.
Me han presentado como empresaria y feminista, es verdad soy las dos cosas, y las dos me han marcado un camino para estar en la vida. Mi currículum se alimenta de lo que he aprendido de otras, de las genealogías femeninas, de las mujeres de mi casa, de las compañeras, de las maestras, de las amigas.
Antes era profesora y conocía la importancia, el valor de las cosas, pero no el precio, es lo primero que tuve que aprender como empresaria, al mismo tiempo tuve que construirme un código de valores para los negocios. Iba a montar una empresa de nuevas tecnologías y quería seguir las enseñanzas de Marcela Lagarde, levantando una empresa basada en una nueva ética para nuevos liderazgos, un trato de compromiso y honestidad, rescatando el valor de la palabra dada, con un liderazgo basado en el trabajo en equipo, el respeto y la creatividad.
Desde niña luche por mi independencia, ayudada por mi madre y mi tía, reclamando mi espacio en el mundo, crecí empujada por el deseo de construir mi vida bañada de libertad y hacerla extensible a otras mujeres, luego supe que eso se llama feminismo. Y quiero defender el uso de esta palabra, el feminismo es una forma de interpretar la realidad basada en la defensa de los derechos de las mujeres, es la lucha por conseguir la igualdad legal y de oportunidades entre hombres y mujeres, que son derechos humanos del 51% de la población, por tanto ante el miedo a usar la palabra feminista por un lado y el merecido desprestigio empresarial por otro, más en estos tiempos, las reivindico: Si, soy feminista y soy empresaria, porque con mi trabajo contribuyo a crear riqueza ética y a defender la vida y la libertad de las mujeres.
Han llegado tiempos difíciles para todo el mundo y especialmente para las mujeres que somos siempre las primeras víctimas de los recortes. Esta noche quiero defender lo conseguido, nadie nos lo ha regalado. Las mujeres lo hemos peleado en las calles, en las casas de cada una, en los trabajos, en las asociaciones, en los partidos, en las empresas, en todas partes hemos luchado hasta conseguir la igualdad ante la ley, y con ella la puesta en marcha de servicios y recursos que hicieran realidad esa igualdad.
Ahora nos dicen que no podemos pagarlo, y se ha iniciado un retroceso en todo lo que nos afecta que nos lleva a 30 años atrás. Parece que se hunde el mundo y el nuevo gobierno lo primero que hace a las dos semanas de llegar es cargarse los recursos destinados a las mujeres, suspender los derechos sobre nuestro cuerpo, poner en duda la necesidad de nombrarnos en femenino, y especialmente suspender las ayudas a la dependencia y recortar la sanidad, lo que recae directamente sobre nosotras que somos siempre las que cuidamos.
Es mentira, no es un problema de dinero, es una decisión ideológica conservadora que prioriza dónde poner el presupuesto, invertir en políticas de igualdad que benefician a toda la sociedad, o bien reducir estas partidas y hacer recaer en las mujeres los efectos de la crisis, un escudo que les sirve de excusa. Es una apuesta para devolvernos a otros tiempos y volver a meternos en casa con menos derechos, pero con toda la carga del trabajo invisible que sostiene a nuestras familias.
Esta noche os invito a la resistencia, a defender lo conseguido, exigir igualdad y respeto a nuestros derechos de ciudadanas. Como dice Amelia Valcárcel, “Nada nos han regalado y nada les debemos. Ya que hemos llegado a divisar y a pisar la piel de la libertad, no nos vamos”.
Aquí estamos, somos muchas, tenemos razón, tenemos derechos y los vamos a defender. Os invito a usar juntas nuestra voz y la palabra para responderles en las calles, en las casas, en los trabajos, decirles no, que así no. Que el futuro de las mujeres no se hace con menos derechos y más cargas, sino al contrario el futuro se construye con nuestro liderazgo, protagonizando los cambios y participando en igualdad, porque las cosas de las mujeres no son sólo nuestras, son de toda la sociedad.
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