Judith Torrea, reportera de narcotráfico

«Los tiroteos en Ciudad Juárez poseen todos los ingredientes de las películas de Hollywood. Las ejecuciones ocurren a cualquier hora del día en las calles principales de la ciudad. A veces pasan horas hasta que las autoridades retiran los cadáveres, y las mamás se acercan con sus hijos a ver el «espectáculo» como si se tratara de un filme en el que lo único que falta son las palomitas de maíz.

«Los niños se han convertido en testigos de los asesinatos. Algunos de ellos, se disputan con sus amigos el número de muertos que han visto y en los recreos de la escuela juegan a ser sicarios. A las 9 de la noche, la ciudad se convierte en un lugar fantasma. No hay nadie y en muchas ocasiones los vehículos se pasan los semáforos en rojo para estar el menor tiempo posible en las vías y llegar con vida al hogar. Desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón ha cambiado todo. No reconozco a Ciudad Juárez…».

Quien narra es Judith Torrea, periodista española, pero «juarense de corazón». Hace 12 años esta reportera de 37 años decidió devolverle la voz arrebatada a Ciudad Juárez. Es una de las pocas periodistas que se atreve a contar el diario vivir y morir en la urbe más violenta del mundo. Su valeroso trabajo fue reconocido con el premio Ortega y Gasset en la categoría digital por el blog Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico, donde el jurado destacó el tratamiento de «uno de los dramas más graves y brutales de nuestro tiempo».

Creados en 1984 por el diario El País en memoria del pensador y periodista español José Ortega y Gasset, estos premios se otorgan a los mejores trabajos publicados en medios de comunicación en español de todo el mundo, primando la defensa de las libertades, la independencia, el rigor, la curiosidad y la pasión de quienes lo ejercen, como valores esenciales del periodismo.

En Juárez, el horror que antes era patrimonio de cientos de mujeres pobres que fueron asesinadas se ha extendido a toda la sociedad. Ahora los muertos, por miles, los pone la narcoviolencia, producto de la guerra declarada por Calderón a los barones de la droga, que ha dejado más de 22,700 muertos desde 2006, según datos oficiales.

Judith Torrea habló con Univision.com sobre la cobertura periodística de uno de los temas más difíciles en una profesión que a muchos en Ciudad Juárez les ha costado la vida.

Usted vivía en Estados Unidos, ¿por qué decidió irse a hacer periodismo a Ciudad Juárez?

Porque no podía ver desde la distancia de vivir en Nueva York cómo no se contaba realmente lo que estaba pasando en Ciudad Juárez. Aunque nací en España, mi corazón es puro mexicano, y comencé a cubrir la frontera hace 12 años, nueve de ellos viviendo entre los dos países. Cuando regresé me encontré que muchas de mis fuentes ya no estaban. Unas estaban en ataúdes y otras habían huido al interior de México o a Estados Unidos. Para no morir.

¿Cómo es un día normal en la que ha sido calificada como ciudad más violenta del mundo?

Aquí no se vive. Se sobrevive. No puedes salir a un parque, ir a un restaurante (de los pocos que quedan abiertos) sin encontrarte el horror. Las calles para las 9 de la noche están desiertas. Sólo hay camiones de militares. La población sale lo mínimo, la vida continúa…Y van a la escuela, la universidad, el trabajo, el supermercado… Pero ahora eligen sus riesgos. Salen por la mañana sin saber si regresarán a la noche a sus casas. La población está deprimida, triste, no sé cuáles van a ser las consecuencias psicológicas, sobre todo de los niños que ven tantos cadáveres. Hay días, como ayer, donde fueron ejecutadas 15 personas. Bajo el imperio de la impunidad… porque nadie investiga y cuando lo hacen, la mayoría de las veces por no decir todas, es a inocentes convertidos en culpables, como ha ocurrido con los feminicidios.

¿Cuál es el saldo de la guerra contra las drogas que lleva más de tres años… la gente siente algún tipo de seguridad?

Desde la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Calderón han asesinado más de 5,000 personas en dos años. Con sus 10 mil niños huérfanos, sin un futuro. Ahora el peligro, que antes era para las mujeres pobres, jóvenes y bellas, se ha democratizado. El feminicidio continúa, pero ahora el peligro en Ciudad Juárez es estar vivo. Los muertos son los únicos que están a salvo. Y no exagero. Ésta es una ciudad en guerra, de edificios incendiados, abandonados, casas en venta…. Extorsiones, secuestros. Una ciudad militarizada, con retenes constantes, pero de soldados, federales y policías municipales que no llegan a los hechos de los crímenes, que tardan más de una hora en hacerlo. Y quedan flotando muchos porqués.

¿Se detiene a reflexionar sobre el problema del narcotráfico o el fragor de los hechos sólo le deja tiempo para reportar y narrar historias?

Hay días en que llego a mi casa, después de ver tanto horror, y me pregunto: ¿por qué Ciudad Juárez, México, pone los muertos de este negocio mundial llamado narcotráfico mientras que al pasar la fontera, en Estados Unidos, se consumen la cocaína en paz?

«No tengo miedo»

¿Se siente segura en Ciudad Juárez… ha tenido miedo?

No tengo miedo, sino no estaría viviendo en Ciudad Juárez, pero sí reconozco el peligro.  A lo único que tengo miedo en la vida es a no hacer lo que siento que debo de hacer. Tomo mis precauciones, aunque sabes que si te quieren matar, te matarán y no pasará nada. Este peligro aumenta si eres periodista y no te vendes ni a los narcos ni a las autoridades. Soy periodista para intentar devolver la voz a quienes se les arrebata. No sé si mis reportes servirán para algo, para reflexionar sobre esta llamada guerra contra el narcotráfico, sólo sé que no puedo hacer otra cosa, más que contar lo que veo aquí.

¿Qué significa Ciudad Juárez para su vida?

Siento un amor con mucho dolor por Ciudad Juárez. Fue la primera ciudad que pisé de México y encontré la vida que no encontraba en Estados Unidos, esa alegría por vivir de los juarenses, que viven la vida como un instante fantástico que se puede acabar en cualquier momento. Para mí, El Paso, Tejas, era la muerte… no había nada. Ahora han cambiando los papeles… la vida está en El Paso, con la huida de los miles de juarenses…

¿Cuál cree que es el principal problema de Juárez?

El problema es la impunidad. Un tercio de las 500 mujeres de las lista de los feminicidios de Ciudad Juárez que comenzó a recopilar la activista Esther Chávez Cano en 1993 pertenecen a crímenes seriales. Las autoridades, en lugar de buscar a los culpables, convierten a inocentes en criminales. Los abogados de algunos de los chivos expiatorios han sido asesinados. En este ambiente, todo es posible. Lo terrible es que no sólo no han cambiado el entorno donde se producían estos crímenes, sino que éste se ha agravado. Y siguen las calles sin pavimentar, la falta de alumbrado público por las veredas donde las mujeres regresan de las maquiladoras a sus casas en la madrugada. Y estos feminicidios continúan porque no se ha hecho nada para solucionarlos y menos para detener a los verdaderos culpables. Lo que ocurre ahora, además, es que estos crímenes han quedado en un segundo plano tras la violencia constante originada por el narcotráfico y la disputa de poder entre los capos de la droga.

¿Cómo surgió la idea de hacer un blog sobre la narcoviolencia en Juárez?

El blog Ciudad Juárez, en la sombra del narcotráfico surgió de la necesidad de contar. De contar lo que mis colegas juarenses no pueden contar. Porque ellos sí que están en peligro. No hay grandes investigaciones como las que puedo realizar en otros medios tradicionales, para sobrevivir. Lo que hay son crónicas de la vida diaria de esta ciudad. Vista con mis ojos. Que me ayudan a sentirme viva. Entre la muerte constante. Es mi vómito de injusticia.

Defina en una frase a Ciudad Juárez…

 Ciudad Juárez es tan linda como tan cruel. Mágica, como sus gentes forjadas en el trabajo, en un desierto duro y traicionero.

¿Qué significa profesionalmente ganar el premio Ortega Gasset?

Para mí significa devolverle la voz arrebatada a Ciudad Juárez. Este premio se lo dedico a las más de 5,500 personas asesinadas desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón, apoyado en el Ejército y las fuerzas federales. Este premio es para los 10 mil niños huéfanos por esta guerra, y huérfanos por las autoridades que si no hacen nada se convertirán en los sicarios del futuro.

¿Por qué cree que ganó?

Gané el Ortega y Gasset por hacer mi chamba, mi trabajo, por contar las historias que hay que contar. Ni más ni menos, por eso se me hace extraño que me estén entrevistando. Soy periodista.