Julio César González, autor del Libro Gallegas en Cuba

¿Cómo surge la idea del libro Gallegas en Cuba?

El libro Gallegas en Cuba surge a partir del compromiso de darle visibilidad a un sector de la emigración que no estaba presente dentro de nuestro entorno, siempre se ha hablado del mito del indiano, de los hombres, del protagonismo de los emigrantes, pero muy poquito de las emigrantes mujeres.

Gallegas en Cuba visibiliza a más de 60 mil mujeres que quedaron en nuestras familias atrapadas, que nunca más volvieron a su tierra, que no fueron exitosas, que fueron nuestras abuelas y que nosotros de cierta forma crecimos viéndolas aquí y ya las considerábamos cubanas.

Para nosotros Galicia era la palabra y no el sitio, porque la mayoría no hemos ido nunca al lugar donde nacieron nuestros antepasados y el libro de alguna manera devuelve esa humanidad a la familia gallega-cubana, a ese viaje entre las dos orillas que nos convirtió en una nación independiente pero muy vinculada a todo este pasado emigrante y creo que es importante ese rescate, sobre todo en el entorno de las mujeres, porque dado los estereotipos de géneros las mujeres quedaron en el ambiente doméstico, sin embargo muchos valores de nuestra cultura culinaria y de nuestros espacios privados se le deben a esas gallegas. Recuerdo que en muchos de nuestros barrios se hacen unos peces grandes de tela, donde se guarda el pan y eso lo hicieron costureras gallegas que pintaban y cosían sus peces; estos aportes están dentro de nuestra cultura y son tan importantes como una obra de arte porque es el arte de nuestra cultura cotidiana, nuestras gallegas nos dejaron esto.

¿Cómo está estructurado el libro?

Estructuré el libro pensando en cómo fueron los viajes, en todo lo que pasaron en las travesías, cómo llegaron, se instalaron y se quedaron. El libro tiene entrevistas muy duras para mí, recuerdo una la que le da origen a la portada del libro, y que es de Blandina Martínez quien nos contó su historia, estaba en Santovenia y nos decía que estaba esperando morir para que su alma atravesara el océano y volver a ver a su madre que ella nunca más la pudo ver. Cuando ella dijo esto, el equipo, que éramos seis hombres, nos pusimos a llorar porque es una historia muy conmovedora y ella nos miraba y nos decía “¿mi historia es triste no? ¿muy triste?”.

El libro está estructurado a partir de esta esencia humana, no solo rescata la fuente o el dato histórico preciso, o una valoración, rescata las mujeres que fueron y creo que es un tributo a la mitad invisible de esa emigración: nuestras gallegas.

¿Cuáles fueron las fuentes de información que utilizó?

Varias, el Archivo Nacional de Cuba, que atesora una colección inmensa de documentos, de denuncias; muy importante el Instituto de Literatura y Lingüística, que tiene el fondo gallego más grande de nuestro país; colecciones de fotografías, de cartas. Hubo personas que se acercaron a nosotros a donarnos documentos, a prestarnos cosas para trabajar, detalles muy reveladores como por ejemplo que el primer equipo de voleibol de Cuba, ahora que somos campeones, fue de mujeres gallegas y lo dirigió Eugenio George el mismo director de las espectaculares “Morenas del Caribe”. Eugenio dirigió el equipo de Hijas de Galicia, esto es algo que no se sabe, su esposa fue la capitana de este equipo.

Encontramos cosas tan interesantes como que en el año 60 se hizo un juego de voleibol en el  teatro Carlos Marx, para promover este deporte y entre otras cosas se debió a este grupo de mujeres emigrantes que desafiaron cualquier espacio y fueron muy valientes en todos los sentidos y yo creo que el libro honra tan poca visibilidad, por eso me entusiasma tanto el tema y quiero que esta historia esté en todos los sitios, para que la puedan conocer muchas personas, para que se animen a contar otras tantas historias invisibles de mujeres y que yo creo que cuando uno las conoce dice ¿y por qué no me lo habían contado? Y así le estamos devolviendo a nuestro país ese lado oculto.

¿Cómo fue la acogida del libro en su presentación  en Galicia?

La acogida en Galicia fue muy grande realmente, a nosotros nos sorprendió, te confieso que yo me puse muy nervioso cuando llegué a Galicia porque hicieron hasta unos carteles gigantes…

¿En qué lugar de Galicia fue….?

En Vigo, el Consejero de Cultura en esa época Carlos Príncipe prestó mucho apoyo, así como la Xunta, aquello se convirtió en una fiesta se hizo en el Palacio de las Letras Gallegas es decir en el Templo de la Galleguidad, todos los medios de comunicación promovieron el libro. Tengo anécdotas, te cuento que yo estaba en un restaurante y el dueño vino y me dijo que me invitaba, yo lo miré extrañado y me dijo “sí porque usted es el autor del libro Hijas de Galicia y lo único que quiero es una foto y un libro”. Fue mucho el cariño de las personas que  me acogieron como familia, a mí me sorprendía porque en todos los lugares a los que llegaba en el aeropuerto y en otros sitios  siempre había alguien que me preguntaba  dónde podía encontrar el libro y el libro se agotó.

A la presentación aquí del libro vino la Directora General de Ciudadanía Española en el Exterior la Sra. Pilar Pin, y decía que este es un libro muy considerado por las mujeres gallegas, y que ella  lo consideraba importante ya que les ayudaba para no repetir estas injusticias del pasado en Galicia y toda España donde ahora se reciben emigrantes de muchos lugares del mundo en circunstancias tan difíciles como las gallegas que emigraron a Cuba

Recuerdo cuando estaba en esas giras en Galicia, que llegó un momento en que hasta me indispuse, porque eran tantas las emociones que mi organismo reaccionó fuertemente porque es nuestra común historia, la historia que nos une y creo que nos une desde los pueblos, desde las familias y eso está demostrado cuando uno conoce estas historias: van más allá de la política, más allá de lo que es la institución nación, vienen desde la parte más personal que es la familia.

 ¿Ya comenzó la nueva historia?

Yo tengo más de mil cartas, en muchas de las presentaciones que hicimos varias mujeres se me acercaron y me dijeron “mira, estas son cartas que nunca pudieron llegar a Cuba, porque se quedaron en pueblos cuando empezó la guerra”. Existen otras que se perdieron y quedaron guardadas y yo las tengo y quisiera hacer el libro de las cartas que se quedaron, porque creo que va a ser muy interesante conocer qué querían estas mujeres, que le escribían a su familia, a sus novios, a sus amigas y yo creo que va a dar origen a una nueva historia, una historia que siempre va a estar en renovación porque de cierta forma yo se las estoy trasmitiendo a mis estudiantes, porque no es una historia mía.

Muchas personas me preguntan dónde se está vendiendo el libro pero no lo vamos a vender porque no es un  libro para lucrar. Nos hemos comprometido con todas las instituciones que lo quieran colocar en sus sitios web a tenerlos allí, porque no es un libro mío, es un libro de mi país, de Galicia, de las mujeres.

Pienso que es importante poder socializarlo, se lo dejamos a ustedes en Cubarte para  que lo puedan tener por si lo quieren colocar y promover, es un libro que se puede bajar, pesa poco, lo hicimos así porque sabemos que en todo el continente y en Cuba el acceso a Internet es muy lento.

Como ves ya comenzó la nueva historia, esta es la nueva historia, estas gallegas van a seguir multiplicándose y vendrán otras historias más que no contaré yo sino mis estudiantes o cualquier persona que se motive.

Gallegas en Cuba creo que es  un canto a la sensibilidad humana, un canto a respetar a nuestras mujeres y que no digamos más que las mujeres no son importantes en la historia porque no aparecen, no, las mujeres son muy importantes porque tienen su propia historia y la historia de las gallegas en Cuba es también la historia de las mujeres cubanas. Un pretexto para mantener el puente entre esas dos orillas que están unidas, creo que para siempre porque es la historia más íntima entre nuestros dos países.

A todos los lectores de este sitio los convoco a sumarse, a dar ideas. Nos pueden apoyar desde sus experiencias, el ser humano sabe mucho de educar y de compartir y para eso a veces no es imprescindible un título de doctor. Lo esencial es que nos comprometamos más desde todas las instituciones, culturales, educativas. Cuba es un país signado en su decurso por las migraciones, y en ellas las mujeres han tenido su propia historia, digna de ser rescatada y conocida. Por ese camino es que se dirige mi llamado.

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Presentación de Dra. Carmen Almodóvar del libro Gallegas en Cuba publicada en www.redmasculinidades.com

En términos generales, cuando  se acude a la presentación de un libro, se indaga por el autor del mismo, en tanto se unen el escritor y su obra para perdurar en la memoria o para ser condenados al olvido.

Siempre había pensado, que en este mundo de las Ciencias Sociales, tan complicado y espinoso -pero a la par tan lleno de compensaciones- no resultaba fácil abrirse paso rápidamente, bien en el ámbito universitario como en el de las publicaciones. Cuando reflexionaba al respecto no había tomado en cuenta las excepciones. Hoy estamos en presencia de uno de esos casos: el de un joven historiador, poseedor de una cautivante personalidad y de una tenacidad incalculable, que ha logrado romper “tabúes” y algunas barreras consideradas “infranqueables” para ganarse por “sus méritos” un espacio prestigioso como intelectual, dentro y fuera de Cuba.

Julio César González Pagés en apenas dos décadas, ha dictado conferencias y cursos sobre su especialidad –Género- en universidades y centros de investigación altamente reconocidos. España, Estados Unidos, México y otros países europeos e hispanoamericanos, han reclamado reiteradamente su presencia.

A partir de 1991, se suceden los títulos, libros y folletos –avalados por reconocidas editoriales- ven la luz tanto en Cuba como en el extranjero. Después del año 2001 sus trabajos también aparecen en soporte digital e Internet.

Julio César González se acerca tempranamente al estudio del movimiento feminista, a su lucha por el derecho al sufragio… Aún no había abandonado las aulas universitarias y ya era un defensor de estas causas un tanto perdidas u olvidadas en muchas partes del mundo. El doctorado le conduce definitivamente hacia los estudios de género… y en este ir y venir, en su afán por “rescatar al género femenino de la invisibilidad”, se encuentra un buen día con las vicisitudes confrontadas por las mujeres gallegas que deciden emigrar al “Nuevo Mundo” para “hacer la América”, creyendo algunos “cantos de sirena” puestos en boca de supuestos “indianos”, a través de las “cartas de llamada” y todo el imaginario creado al amparo de las “tierras de promisión”.

Surge así el acercamiento del mencionado historiador al tema de la emigración y el libro Las hijas de Galicia, que hoy amplía y reverdece en Gallegas en Cuba, editado en soporte digital.

A mi juicio, la estructura del libro – muy bien balanceada- cuenta con un discurso que, sin perder las precisiones informativas, las valoraciones novedosas, los análisis críticos y por supuesto, una fuerte presencia de criterios propios, mantiene un ritmo ágil y una elegancia sobria que atrapa al lector, obligándolo a continuar su lectura. He ahí uno de los méritos que debe concedérsele al libro, en tanto se ha escrito para leerse con placer, no por obligación.

El lenguaje empleado por el autor es accesible a todo estudioso del tema, sea o no especialista en el mismo; ha tenido el buen tacto de escribir para ser entendido sin necesidad de recurrir a un diccionario a cada paso. No se suma a corrientes de mal gusto impuestos por algunos “seudo-intelectuales”

Hace un momento he subrayado los valores formales de Gallegas…; a continuación voy a referirme a los contenidos de ese dinámico discurso, determinante, a la hora de evaluar una obra.

En primer lugar, el trabajo no está dirigido a examinar la historia de una institución, como pudiera presumirse –dado que la mayoría de las gallegas residentes en La Habana en aquellos tiempos de “república mediatizada” estaban asociadas a Hijas de Galicia –como una manera de agruparse en un territorio ajeno al propio, buscando amparo y calor humano- por tal motivo, el estudio del quehacer de la referida Asociación no resultaría ocioso. Sin embargo, aunque para Julio César González “el eje fundamental que motiva su investigación es la Asociación “Hijas de Galicia”, el verdadero centro temático de su libro es “el análisis sobre qué lugar ocupaban las mujeres gallegas en el seno de aquella hospitalaria sociedad y cuáles eran sus principales preocupaciones.”

La metodología empleada, ajena a los cánones tradicionales –donde interactúan métodos provenientes de diferentes disciplinas dentro de las Ciencias Sociales- a lo que se suma una rigurosa selección de fuentes empleadas, debidamente criticadas- permite al autor cumplimentar con creces los objetivos propuestos.

En el primer capítulo sobresale el epígrafe titulado “De Vigo a Coruña: embarque para las Hijas de Galicia”. El historiador pone al descubierto una página que había sido prácticamente obviada por la historiografía precedente relacionada con el tema abordado: la utilización de las mujeres que emigraban para trabajar honradamente y labrarse un porvenir y se convertían –por razones de la vida- en una fuente abastecedora de prostitución.

Julio César González se vale de expedientes penales, testimonios y la prensa de la época –entre otras fuentes- para estudiar las causas que conducen a muchas gallegas, a enrolarse en territorio cubano, a las filas de las “prostitutas”. La mayoría de estas infelices mujeres “caen en barrena” y reciben el menosprecio de la sociedad que le rodea. Por excepción –como en el caso de la “Macorina”- se convierten en dueñas de sus propios negocios, aunque estos carezcan de respetabilidad. En el propio capítulo debe destacarse lo concerniente a las “Voces feministas” que se alzan en l 1ro y 2do Congresos Nacionales de Mujeres (1923 y 1925) para reclamar medidas concretas que beneficiasen a la mujer inmigrante y evitar, con estas disposiciones, los atropellos a que eran sometidas, incluso, por parte de sus propios familiares.

El autor de Gallegas… pone al descubierto la denuncia de las feministas cubanas acerca de las diversas fórmulas empleadas en la Isla para explotar a las emigradas. Asimismo, subraya el investigador, cómo alzan su voz en los referidos Congresos, estas mujeres de avanzada, en señal de apoyo para la construcción de un refugio apropiado para las emigradas, contando con la efectiva colaboración de las instituciones españolas.

En el 2do capítulo abunda la información de primera mano sobre el nacimiento del sanatorio “Concepción Arenal”, sus estatutos, sus fundadores y el desenvolvimiento de las 1ras Juntas Generales de Asociados. Sobresale en el capítulo, el espacio concedido en éste a los “debates” suscitados en las Juntas, donde numerosas asociadas denuncian las conductas impropias asumidas por algunos directivos del centro asistencial, elevándose estas denuncias –en casos puntuales- a los tribunales competentes.

El autor se detiene en los “derechos” de loso asociados, en los beneficios sanitarios yen la presencia femenina en el seno de la Junta Directiva. Si se toma en cuenta la época en que se elaboran aquellos Estatutos, se les puede considerar de “Avanzada”. González hace hincapié en que no se obvie el responsable papel jugado por algunas asociadas, quejándose con sólidas fundamentaciones, en cartas dirigidas a los Presidentes de “Hijas de Galicia” de situaciones tales como: la manipulación de los Estatutos por parte de las Juntas Directivas Gobernantes, inapropiadas decisiones de las Juntas, incompetencia en los fallos dictados, etc. Demuestra el autor con sus ejemplos incuestionables, el gran interés de buena parte de la membresía en los problemas internos de la citada Asociación.

En el tercer y último capítulo del libro que se comenta, Julio César González se hace eco, con muy buen tino, de las polémicas surgidas alrededor de la compra de un terreno por parte de la “Sociedad Hijas de Galicia”, para que fuese instalado en él un balneario. Las razones esgrimidas por aquellas asociadas, muy bien documentadas sobre sus derechos para oponerse a la referida transacción, son detenidamente evaluadas por el historiador que destaca la diligente actuación de algunas de aquellas mujeres, en defensa de los intereses de la Sociedad a la que pertenecían, en una coyuntura que no las favorecía.

En el mismo capítulo González analiza, desprejuiciadamente, un tema espinoso: la imagen estereotipada divulgada en cine, teatro y la radio sobre la mujer gallega. Durante años, el teatro vernáculo impuso en Cuba una imagen de la gallega –que de hecho, simbolizaba a todas las nacidas en España- donde se entremezclaban honradez, incapacidad, tozudez, laboriosidad, torpeza, etc., de manera intencional, discriminatoria, en la misma forma que se hacía con el “negrito criollo”.

El cine se hace eco, particularmente el argentino, de este estereotipo, a partir de la aparición en pantalla de la Cándida protagonizada por Nené Marshall. Julio César González se remite a la reacción de algunos periodistas sobre este sensible tema; particularmente destaca las airadas protestas de Fuco Gómez, oponiéndose a esta pueril y vejaminosa imagen de las gallegas, en unos y otros espacios socio-culturales.

No deja en el tintero el autor a que se hace referencia, la caracterización de la revista Cenit, órgano oficial de “Hijas de Galicia”, publicación que incluye a la mujer en sus cuadros de dirección y le concede la posibilidad de escribir en sus secciones –fijas: González reflexiona, con objetividad, ubicándose siempre en el contexto histórico en el cual se inserta la mencionada revista- sobre los temas abordados en aquellos espacios, que ponen a prueba la capacidad de estas mujeres –devenidas periodistas- y destaca la utilidad y novedad de algunos de sus escritos relativos a la historia, la educación y la formación de valores cívicos.

Coincido con el historiador en que Cenit cumplió ampliamente sus objetivos y la evolución de la revista tiene un carácter ascendente, desde el ángulo cultural, en tanto se atreve a incorporar a sus páginas temas considerados tabúes, en aquellos años, como el dela educación sexual.

Sólo me resta aplaudir esta nueva entrega de Julio César González, que una vez más hace aportes a las historiografías de Cuba y España, coadyuvando con su quehacer a mantener vivos e indisolubles, los lazos de nuestra “Común Historia”.