Leire Pajín, secretaria de organización del PSOE

Mujer, 31 años, comprometida con la causa socialista desde los 16, es la «niña», no de Rajoy, sino de Zapatero. En ella ha puesto las riendas del PSOE del futuro. No defraudará, seguro.

Es vasca, de San Sebastián para más señas, pero vivió desde bebé en Benidorm. Lo lleva muy a gala. Tiene un kilo de desparpajo, toneladas de frescura y una ilimitada entrega a toda labor que se le encomienda. Ahora le toca lidiar con la cosa orgánica del PSOE, y el «efecto Leire» ya se ha hecho notar. No sólo porque Extremadura, Murcia y Baleares ya tengan también secretarias -no secretarios- de Organización, sino porque esta inagotable conversadora, rebelde y batalladora ha acabado con el estereotipo de que para ser mandamás del «aparato» hay que tener mal yogur y una mano de hierro capaz de triturar a todo el que se desmande. Leire no es así ni se espera de ella que lo sea, pero sí pide a quienes aprecia que le enciendan la luz roja si tiene tentaciones. De momento, mide ya cada palabra que sale de su boca. Es sólo prudencia. No teman.

Zapatero y Rajoy exhiben al fin cierta sintonía en política antiterrorista. ¿Quién se ha movido más, Zapatero tras fracasar en la negociación con ETA o Rajoy en su intento de fabricar otro PP?

El resultado de la entrevista entre ambos es una gran noticia para los ciudadanos, que llevan mucho tiempo deseando que Gobierno y oposición se pusieran de acuerdo en los asuntos de Estado. No me preocupa tanto quién se mueva, lo que importa es que el PP haya dejado definitivamente la etapa de crispación que, francamente, no beneficiaba a nadie.

El PP deja atrás la crispación, y el Gobierno rectifica la política antiterrorista que siguió hace cuatro años, ¿no?

Zapatero ha sido el más coherente de todos los presidentes de Gobierno. Cuando estaba en la oposición mantuvo su lealtad al Gobierno, y cuando estuvo en el Gobierno dialogó hasta la saciedad con todos los partidos políticos. Fue el PP en exclusiva el que se quedó solo una y otra vez en el Parlamento, y utilizó la política antiterrorista en el debate partidista. Creo honestamente que lo ha pagado en las urnas.

Dice que el PP pagó en las urnas la crispación. Y al PSOE, ¿qué le desgastó más, la negociación con ETA o la política territorial?

Hoy tenemos más españoles que nos apoyan que hace cuatro años. La política del Gobierno fue acertada y así lo entendieron los ciudadanos. La más noble responsabilidad de un presidente es intentar poner fin a la etapa más negra de nuestra historia, la que nos lleva golpeando treinta años. Eso fue lo que hizo Zapatero. Por cierto, con luz y taquígrafos, en el Parlamento, con consenso de los grupos parlamentarios, salvo el PP, con una resolución parlamentaria?

¿Hace falta derogar la resolución política que autorizaba la negociación con ETA para demostrar que no hay voluntad de volver a hacerlo?

Lo que hace falta es retomar la unidad de los demócratas, y creo que la entrevista entre Zapatero y Rajoy es el primer paso de una nueva etapa en la que lo deseable es estar unidos, y no utilizar nunca más la política antiterrorista en el debate partidario.

El presidente y Rajoy han hablado también de Justicia, hay un acuerdo para renovar el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, ¿no cree que mientras sigan siendo los políticos los que designen a los representantes de los jueces esto es puro maquillaje?

El acuerdo es de principios y beneficia fundamentalmente a la ciudadanía. Primero, porque había una asignatura pendiente con la renovación de los órganos constitucionales, ya que el PP demostró, en la anterior Legislatura, que anteponía sus intereses partidarios a los de los ciudadanos y los del Estado de Derecho. Por tanto, me alegro de que hayan rectificado y dado un paso hacia delante. Pero hubo más acuerdos en esa conversación, y es importante trasladarle a los ciudadanos que son acuerdos para hacer más ágil y transparente nuestro sistema judicial.

Lo más decepcionante de la entrevista es que Gobierno y oposición hayan sido incapaces de ponerse de acuerdo en el asunto que más ocupa y preocupa hoy a los españoles, que es la crisis económica.

Espero que el PP no tenga la tentación de hacer en esta Legislatura lo mismo que en la anterior, utilizar políticamente asuntos importantes -en este caso la situación económica- para intentar arrancar un puñado de votos. A partir de ahí, la discrepancia fundamental es que el Gobierno del PSOE no acepta que en época de crisis se recorten los derechos y las políticas sociales a las familias que más la padecen, es decir a pensionistas, trabajadores? Ahí discrepamos, hay una diferencia en la política económica evidente: cuando el PP gobernó ésas fueron sus recetas, y nosotros estuvimos en desa-cuerdo.

Perdone, pero utilizan siempre gasto público como sinónimo de gasto social y no es del todo correcto, hay otras partidas con las que se podría adelgazar el gasto corriente, el de personal…

Eso es lo que hizo el Gobierno ya en la anterior Legislatura, no sólo ahora en momentos de dificultad. Hicimos reformas en el ámbito de los altos cargos y de la publicidad que ahorraron muchos millones y se destinaron a políticas sociales. Dicho de otra manera: lo que gastaban Eduardo Zaplana y otros ministros del PP en campañas de publicidad se gasta hoy en políticas sociales.

¿Que el Gobierno destine 300 millones de euros para comprar suelo a los promotores privados aliviará los efectos de la crisis a los más necesitados?

Sí, por tres motivos. Primero, porque de lo que se trata es de que aquellas familias con dificultad para acceder a una vivienda libre puedan optar a una oficial. Segundo, porque ayudará a contener la pérdida de empleo en el sector. Y tercero, porque es una forma de dinamizar un sector económico importante para nuestro país. Por tanto, es una medida oportuna porque beneficia directamente a los ciudadanos, a los que no tienen vivienda y a los trabajadores que pueden perder su empleo.

¿ Y por qué hay que ayudar a los promotores privados y no a otros sectores de la economía?

Insisto en que la medida beneficia a los ciudadanos, y no a los promotores. Está pensada para el acceso a una vivienda de familias que hoy no la tienen. Todas las medidas que el Gobierno está adoptando, la devolución de los 400 euros, la subida del SMI, el aumento de las pensiones, las políticas de vivienda protegida y de alquiler?, todas contribuyen a que las familias que menos tienen puedan hacer frente a esta situación con mayor desahogo.

Pues no piensa lo mismo Pedro Solbes, que esta misma semana se mostraba contrario a la compra de suelo privado.

Cada ministro pone siempre el acento en sus prioridades sectoriales, y esto es lógico. Pero lo importante es que hay un proyecto común que está demostrando ser riguroso en lo económico y ambicioso en lo social, porque todos los deberes que hicimos en la anterior Legislatura nos están permitiendo hoy abordar esta situación tremendamente complicada con más garantías.

Oiga, y con estos cien primeros días tan complicados, ¿tenían algo que celebrar el pasado martes en la Casa de Campo?

Fue un acto para rendir cuentas. Los gobiernos tienen la obligación de explicar a los ciudadanos qué han hecho o qué han dejado de hacer. Lo que sorprende es que a alguien le sorprenda que Zapatero rinda cuentas.

Pues sorprende porque, habitualmente, se rinden cuentas en el Parlamento o en una comparecencia pública, no en un acto político con cargos públicos y orgánicos del PSOE.

Le recuerdo: el Gobierno ha comparecido en el Congreso para explicar su gestión de distintos departamentos; el presidente ha mantenido distintas reuniones con los grupos parlamentarios para acordar asuntos de futuro y además ha querido hacer un acto para explicar, a través de los medios de comunicación, lo que ha hecho en estos primeros cien días. Los responsables públicos tenemos la obligación ética de responder ante los ciudadanos, y no sólo cada cuatro años para pedirles el voto.

Entremos en su nueva responsabilidad. Dijo Zapatero que José Blanco había sido el mejor secretario de Organización de la historia del PSOE. ¿Qué cree que dirá de usted en 2012?

A lo único que aspiro es a estar a la altura del PSOE, un partido en el que me he criado desde los dieciséis años desde el punto de vista político y ciudadano, al que tengo un profundo respeto y en el que me voy a dejar la piel. Sólo pretendo servir al partido y a la ciudadanía. Ésa es mi hoja de ruta.

Sostiene Blanco que cuando llegó al sillón que hoy ocupa usted, nadie daba un duro por él. ¿Siente usted lo mismo?

He sentido una gran receptividad hacia mí cuando he visitado estos días diferentes territorios. Y lejos de abrumarme, me produce un profundo respeto para estar a la altura de esa expectativa. Pero este partido que me he encontrado, su unidad, su cohesión y sus ganas, tienen mucho que ver, sin duda, con el trabajo que ha hecho Pepe Blanco en estos últimos años.

Dicen que hay que tener el colmillo un poco retorcido para sentarse donde usted se sienta, ¿se los ha afilado ya?

Eso forma parte de los estereotipos que se tienen de determinadas responsabilidades. Lo que hay que tener es mucha mano izquierda, saber escuchar mucho, estar muy presente en los territorios (en especial donde no gobernamos) y sobre todo querer mucho a este partido. Esas ganas de trabajar, de apoyar a los militantes que peor lo pasan y apostar por un nuevo tiempo no me van a faltar.

Reconozca que el camino se lo han dejado bastante despejado. Desde que llegó Zapatero se ha jubilado a Maragall, a Bono, a Ibarra? No queda ni rastro de aquellos barones; el felipismo pasó a la historia y el guerrismo ya nadie sabe qué es.

Hoy, la dirección de partido es una suma de tres generaciones: los que hicieron la Transición, los de la generación de Zapatero y, ahora, él ha sumado además una nueva nacida en democracia, que es a la que yo pertenezco. Ésa es la gran virtud de este proyecto. En este partido no hay versos sueltos, ni hijos que quieren deshacerse del padre, sino todo lo contrario. Estamos orgullosos de nuestra historia pasada y tenemos la mirada en el futuro. Ahora bien, como usted dice, yo tengo una ventaja, la dirección anterior, y especialmente el anterior secretario de Organización, ha convertido este partido en un partido más moderno, más cohesionado, con más presencia en los territorios? Es un patrimonio que heredo y que espero fortalecer.

¿Y cómo es la convivencia diaria con Blanco?

Tenemos una ventaja, y es que venimos trabajando juntos desde hace ocho años en un proyecto que compartimos desde el inicio, que se llamó Nueva Vía y que fue, después, mayoritario en el partido y en la sociedad. Eso nos permite conocernos muy bien y, más allá de tener una extraordinaria relación personal, tenemos un conocimiento profundo del trabajo.

En la historia del PSOE sólo ha habido dos vicesecretarios generales, Alfonso Guerra y José Blanco, ¿se parecen en algo?

Son caracteres distintos y momentos distintos. Pero si en algo se parecen es que ambos tienen gran autoridad dentro del PSOE.

Se dijo que cuando Zapatero la nombró a usted secretaria de Organización preparaba el futuro del partido, ¿dónde ve usted al secretario general en 2012?

¡Pero si tenemos un presidente del Gobierno que acaba de ser elegido con una mayoría más amplia que hace cuatro años y un secretario general que acabamos de elegir por unanimidad! Tenemos futuro para rato. Me cuesta mucho preguntarme sobre el futuro de Zapatero cuando le acabamos de elegir.

¿Tendrá alguna opinión sobre si debe continuar o no?

Es una decisión personal de él, pero si me pregunta mi opinión, me gustaría que continuara porque es el presidente del Gobierno que más derechos, más progreso y más política social ha otorgado a este país.

¿Y a usted le gustaría ser candidata a la Generalitat valenciana en 2011?

Me acaban de elegir para una responsabilidad que me enorgullece, en la que me voy a dejar la piel, y que sobre todo me va a ocupar las 24 horas del día. En este momento, mi único planteamiento es representar a este partido.

¿Cuando uno es secretario de Organización a los 31 años, qué le queda por hacer en política?

Muchas cosas. He tenido el privilegio de tener una responsabilidad que me ha permitido convertir en realidad cosas por las que he luchado muchas veces. Primero, desde la Secretaría de Estado de Cooperación. Ahora tengo la oportunidad de seguir abriendo este partido a la sociedad. No me preocupa el futuro, sino hacer bien la responsabilidad que me acaban de otorgar.

Montilla amenazó con vetar desde el PSC los Presupuestos si Solbes no atiende sus exigencias en el nuevo modelo de financiación.

Que un presidente autonómico defienda los intereses de su Comunidad no sólo no es extraordinario, sino que es lo que tiene que hacer. Lo hace Esperanza Aguirre en Madrid; Camps, en Valencia o Fernández Vara en Extremadura. Se deben a sus ciudadanos. A partir de ahí, el PSOE tiene un objetivo claro: acordar un sistema que garantice las mismas prestaciones a los ciudadanos con independencia de donde vivan. Suficiente y solidario.

Le hablaba del riesgo de ruptura entre PSC y PSOE.

Habrá una magnífica relación como la que siempre hemos tenido, más allá de un debate abierto para llegar al mejor acuerdo para los catalanes pero también para el resto de españoles.

¿El compromiso con la reforma de la Ley del Aborto fue una manera de ganar tiempo ante la posición de la militancia?

A diferencia de los congresos del PP, los del PSOE son útiles, se debate sobre todas las ideas que se ponen sobre la mesa y, lo más importante, lo que se acuerda se cumple.

¿La Ley del Aborto es un asunto que preocupa hoy a la sociedad?

Lo que preocupa es que hay un aumento escandaloso de embarazos no deseados de jóvenes adolescentes. Por eso lo primero que va a hacer el Gobierno de forma inmediata va a ser abordar una verdadera campaña de información y sensibilización. En segundo lugar, el Gobierno es muy consciente de que ésta es una ley que tiene 23 años, y que la realidad social ha cambiado de forma espectacular. Además, hay una falta de garantía jurídica para los profesionales y las mujeres. Y eso es lo que tiene que cambiar.

Incluso dentro del PSOE hay dudas sobre el encaje constitucional de una ley de plazos.

No tiene sentido que prejuzguemos la opinión del Constitucional sobre una ley que ni siquiera se ha aprobado. Hemos dicho muy claro que el objetivo es ajustar la ley a la sociedad de hoy, y sobre todo que garantice jurídicamente los derechos de los profesionales y las mujeres. A partir de ahí, habrá un debate para elegir la mejor. Luego deberán juzgar los tribunales, pero no nosotros a priori.

¿Por qué fueron tan valientes en el asunto del aborto y se quedaron a mitad de camino en las pretensiones sobre laicidad?

Fueron los delegados del congreso quienes decidieron hasta dónde llegar en cada uno de los temas. Y lo que hemos dicho alto y claro es que la mejor forma de garantizar que cada uno ejerza libremente el culto a su religión es un estado laico, aconfesional según nuestra Constitución. Y en ese sentido debemos dar pasos que garanticen a los ciudadanos ese ejercicio libre a su culto de forma privada, pero no imponer sus creencias al de al lado. Esa es la línea por la que apostó el Congreso y apostará el Gobierno.

Ya, pero hubo una instrucción clara y precisa de Zapatero de que no se abordará el asunto de los funerales del Estado.

Le recuerdo que en los Congresos del PSOE quienes deciden son los ciudadanos. Es perfectamente demostrable que, no sólo hay una democracia interna garantizada, sino que los delegados tienen en su mano el poder de decidir. De ahí que haya habido temas que no formaban parte del programa electoral y ahora formen parte de la agenda política del PSOE gracias a los delegados.

O sea que esto no tiene nada que ver con una decisión de Zapatero de tener, en los próximos cuatro años, una relación pacífica con la jerarquía de la Iglesia Católica.

Son dos cosas distintas. En un congreso son los militantes quienes establecen la hoja de ruta y las prioridades a establecer.