María José Soto, criminóloga
María José Soto, criminóloga y trabajadora de la Unidad de Docencia del Hospital de San Juan, insiste en la prevención como remedio al drama social de la violencia de género. Este es el principal objetivo que persigue en la formación que imparte a los profesionales sanitarios en el Hospital de San Juan a través de los cursos continuos que organiza la Dirección Territorial de Sanidad: «Abordaje de la violencia de género en el ámbito sanitario».
¿Es posible que un maltratador cambie su conducta?
Ante una situación límite uno puede explotar, por decirlo de alguna manera, pero ello no quiere decir que se trate de trastornos importantes. Cuando el hecho no se ha cometido o se ha dado una situación concreta de violencia, pero no hablamos de una conducta de maltratador sistemática, lo importante es confrontarlos y ver la manera de que esa persona amortigüe la tensión, aunque cada caso es distinto. Ni todos los maltratadores son iguales, ni las víctimas, ni las situaciones.
¿De qué manera se puede prevenir esta situación?
Lo más importante es que las personas que saben que pueden protagonizar este tipo de conducta conozcan los factores que pueden desencadenar en la violencia y prevenirla, canalizando la ira o la tensión que sufren.
¿Qué síntomas son evidentes en los casos de maltrato en el plano sanitario?
Las personas que suelen sufrir malos tratos presentan síntomas de estrés postraumático, falta de seguridad, perfiles ansiosos o depresivas. Los médicos de Atención Primaria pueden detectar casos que aún no se han producido, muchas mujeres acuden a ellos para desahogarse.
¿Cuáles son las funciones del personal médico en relación a las víctimas de violencia de género?
Los profesionales sanitarios deben realizar un informe médico de las lesiones físicas o psíquicas, que además se deriva a los juzgados. Toda víctima tiene derecho a recibir, por parte del personal sanitario, información, confidencialidad, ayuda y atención médica. También se debe tener en cuenta que es lógico que muchos casos que pueden desembocar en violencia de género no salgan a la luz. El médico puede intuir una situación de riesgo, pero no suele informar antes de que se haya producido la violencia, porque se atiende un problema muy complejo, fácil de confundir con otras dificultades de la pareja.
¿Por qué continúan aumentando los casos mortales de violencia de género?
Es evidente que alguna parte del proceso nos equivocamos, a pesar de los servicios que se han puesto a disposición de las posibles víctimas de violencia. Antes que este daño se produzca, el caso se conoce muchas veces en el ámbito sanitario. La mejor manera de paliar este problema es a través de la pedagogía en los hospitales, es decir, profesionalizar a los facultativos para que puedan abordar estas situaciones de una manera amplia, que les permita reconocer los casos de riesgo.
¿Cómo se puede mejorar la detección de los casos en el sistema sanitario?
El mejor cauce sería hacerlo a través de unidades especializadas, que estarían integradas por un facultativo especializado en la violencia de género. Además, contaría con la figura del criminólogo. Cabe destacar que en el modelo sanitario español no existen estas unidades especiales, es algo que sí se da, por ejemplo, en Estados Unidos.