¡Bingo!, adiós al bunga bunga
¿Van a ser las mujeres las que derroquen a Berlusconi? Italia se ha convertido, para vergüenza de muchas y muchos ciudadanos italianos, en un parodia, en un reality-show de baja estofa, tan del gusto del magnate televisivo que gobierna el país. Al primer ministro le gusta ser el capo de una Italia convertida en un programa de televisión. Ha hecho realidad su fantasía: velinas que satisfacen los deseos de los machos alfa en las fiestas bunga bunga (término popularizado en Italia en boca de la menor marroquí que tuvo relaciones sexuales con il Cavaliere), mujeres que hacen méritos vaginales para ser concejalas, hombres acojonados por el poder del capo al que no le rechistan la mínima y que, en definitiva, también son unos velinos, porque aunque no vendan su cuerpo venden su dignidad. El berlusconismo como sistema en donde todo y casi tod@/s se compran se ha convertido en una patología social y cultural que apela a la totalidad de las y los italianos sin excepción. ¿Cómo ha sido posible llegar hasta aquí? Berlusconi existe, querámoslo o no, porque el pueblo italiano lo ha permitido. Es un producto, una construcción colectiva. Es así de duro. La ventaja: el mismo pueblo que lo puso donde está lo puede echar. Lo decía una pancarta en una de las manifestaciones protagonizadas por las mujeres la semana pasada: “Bastaba con no votarlo”.
Pues sí, han sido las mujeres las que han salido a la calle. Mujeres italianas procedentes de todas las clases e ideologías se han manifestado la semana pasada en contra de Berlusconi. Mujeres mayores y jóvenes, mujeres católicas y mujeres de izquierdas. Mujeres que se han rebelado contra el patético espectáculo de ver a su país gestionado como un puticlub. Al grito de “si no ahora, cuándo” las mujeres quieren remover las conciencias de un país que asiste impávido a la decadencia moral y política.
Concita de Gregorio, directora de L’Unità, una de las promotoras de las protestas y autora del manifiesto “Existen otras mujeres” cree que lo que pasa en Italia es “un problema es más cultural que político: el bombardeo televisivo contra la dignidad de la mujer ha producido una mutación antropológica en Italia».
Tres mujeres, tres magistradas, Carmen D’Elia, Giulia Turri y Orsolina de Cristofaro, juzgarán a Berlusconi en el Palacio de Justicia de Milán el próximo 6 de abril por prostitución de menores y cohecho. La resolución de la magistrada Cristina Di Censo confirma la tesis de los fiscales de que existen pruebas evidentes contra el primer ministro. No sería de extrañar que al Caballero y a su entorno les salga la urticaria antifeminista y se rasquen la rabia con declaraciones sexistas, ya que además de jueces son juezas. Lo importante, en cualquier caso, es que este episodio negro, acabe cuanto antes. Y que el berlusconismo no dé paso a un posberlusconismo sin Berlusconi. Que del bunga bunga pasemos al ¡ bingo bingo, se acabó!