Descansillo
Por unas horas la crisis se toma su descansillo y los titulares de prensa (sobre todo de alguna prensa) echan humo con el asunto del himno en la final de la Copa del Rey. Los cantos y las banderas de la tribu siguen siendo sagrados. Los ataques a los individuos, la conculcación permanente de los derechos individuales anegan la vida social. Estamos acostumbrados. Sólo saltan las chispas en ocasiones muy contadas, cuando los hechos superan todos los límites. Pero cuidado, los símbolos de la(s) tribu(s) ni se tocan. Sin embargo, los hinchas y toda la maquinaria política, económica y cultural que hay detrás tocan el pito cuando no les gusta un himno y se escandalizan cuando les pitan el suyo. Los más dramáticos y exagerados hablan de que España se rompe y del peligro de la ruptura del Estado. Increíble.
Menos mal que llega el Debate del Estado de la cuestión, y el himno y sus resacas varias (dimisión del responsable de Deportes de TVE , etc.) se toman su descansillo. Zapatero quiere que la gente siga comprando pisos en medio de la crisis y anuncia que las desgravaciones por vivienda se limitarán a partir del 2011. A pesar de las rebajas inmobiliarias, la bajada del Euribor y los descuentos de los bancos la gente sin curro o a punto de perderlo, no se va a tirar a la piscina del ladrillo. A golpe de crisis, la bulimia compradora se ha tomado su descansillo. Según una encuesta del CIS, el debate lo ganó Zapatero frente a Rajoy. Pero la sensación general es que la gente tiene otras preocupaciones más inminentes y terrenales, a pesar de la batería de medidas y propuestas que gobierno y oposición lanzaron en el debate. Por alguna extraña razón, lo que hablan y discuten las y los políticos en el debate, mucha gente no lo asume como algo que pueda afectar a sus vidas.
Menos mal que el calendario de vez en cuando nos ofrece un descansillo, esta vez de verdad. Quienes vivimos en Madrid aprovecharemos el puente de San Isidro para aterrizar en algún oasis sin himnos ni debates.