Esos hombres duros

Como la igualdad ya no es asunto de un ministerio, se ha “abierto la veda”. Ahora, los cavernícolas que cazaban con prudencia, entretenidos ridiculizando “bibianas”, tienen el campo libre. Es el momento pues de volver a la actividad, al machismo atávico, al lenguaraz desenfreno contra las mujeres, porque para éstos,“los más duros ” , la crisis ha puesto a cada uno y a cada una en su lugar. Se acabó el “buen rollismo”. Corren tiempos para la seriedad, nada de frivolidades paritarias, políticas de género, visualización y otras debilidades que nos hemos permitido. Hay que ahorrar, y por ello, todos señalaron con el dedo por dónde debía ir la tijera, y todas nos sentimos aludidas, pues no había ningún misterio: desaparecía el ministerio.

La “era Zapatero”, en la que los astros se habían alineado en pos del avance hacía una sociedad igualitaria, donde las leyes iban a la par que los gestos, daba paso a la “era de los hombres duros”. Y así, por orden cronológico sucedieron los hechos: Bibiana Aído pasó a ser Secretaria de un nuevo ministerio cuya titular sería, a juicio de Sr. alcalde de Valladolid, “la alegría de la huerta”, una señorita con “morritos” y cara de película porno. Ninguna aberración nueva para el censor de “modistillas ministeriales”, Antonio Burgos, ni para León de la Riva, un viejo del machismo peperiano, aunque ambos, daban pie a una semana prolija en manifestaciones impropias de una sociedad moderna, más acordes con la casposa España cañí de hace 40 años. Todo muy triste.

Una semana convulsa sin duda, aquella de finales de octubre, pues se habrían de escuchar otros ladridos cargados de testosterona, declaraciones patéticas, misóginas y de rancio machismo. Por un lado, la gesta del Sr. Sánchez Dragó al presumir de haberse acostado con adolescentes de 13 años en un viaje a Japón. Por otro, de nuevo la espada del maleducado escritor y columnista que con más “huevos” que nadie, arremete contra las lágrimas de Moratinos, que se fue, según él, “gimoteando como un perfecto mierda”. Qué valiente, éste que no parece hijo de mujer, a tenor del odio que profesa al género femenino. Mal vamos si la sociedad entera no se lanza a cuestionar a semejantes personajes. Ni Sánchez Dragó, ni Pérez Reverte merecen una tribuna, pues ningún pico de oro, por muchos libros que venda, puede permitirse el lujo de delinquir o faltar, sin padecer al menos una reprobación social.

Nos hicimos muchas ilusiones, sin pensar que ningún logro de la humanidad es permanente, sino que al contrario, todos corren el riesgo de perderse. Y si bien, el logro de mantener a raya a los bocazas aún no se había conseguido, sí íbamos en la dirección correcta: se habían intensificado las estrategias acordadas en Beijing . En este foro internacional, hace ya 15 años, se decidió dar protagonismo propio y posición de poder político a las estructuras gubernamentales que debían conducir al cambio hacia la igualdad. El efecto pedagógico sería la concienciación social para acabar con los mecanismos de desigualdad estructural existentes entre mujeres y hombres y muy específicamente con la violencia machista. De ahí la coherencia de un ministerio propio como en su día lo hizo Francia, aunque el francés terminara como lo ha hecho el español, desapareciendo.

A nadie se le escapa que con o sin ministerio, el tema es transversal y de gran calado social. Por tanto, desde donde toque o proceda, es necesario deshacerse del escarnio constante al que las mujeres se ven expuestas, para pasar a la acción. Es el momento de aislar a estos “hombres duros” que alimentan fuertes estereotipos y que prestan alas a la violencia. No es para broma que las empresas discriminen salarialmente a una mujer, como tampoco tienen ninguna gracia, frases como las de uno de los aludidos: “Se nos cruza una rubia de buena cara y mejor figura,….que camina arqueando las piernas, toc, toc, con tan poca gracia que es como para, piadosamente–¿acaso no se mata a los caballos?–,abatirla de un escopetazo”. La literatura no debe ser trinchera para justificar el maltrato y la pedofilia, por muchas excusas contextuales de sus autores que basan reincidentemente su estilo, en el gracejo soez del sempiterno taco.

Una vez que los pitecántropos hayan vuelto a las cavernas a contar sus chistes, nosotras a lo nuestro y sin complejos. Trabajaremos por apoyar a los gobiernos que respeten y aumenten el Estado de bienestar, la puesta en pie de un sistema público de educación infantil, un permiso paternal intransferible y una labor de pedagogía que permita eliminar los “roles de género”, que nos condicionan y nos hacen víctimas desde el nacimiento. La crisis económica es un pretexto para que esa pandilla de “hombres duros” que campa por ahí, nos vea como fuimos o quizás nunca dejamos de ser: subordinadas, floreros, inseguras, volubles, objetos del deseo….( Fernando Vallespín en El País). Ante ellos, digo como Ségolène Royale, cuando debatía con Sarkozy, «je ne m´énerve pas, je me revolte» (yo no me pongo nerviosa, yo me rebelo).