Abolicionismo
La reprobación de las prácticas de compra de servicios sexuales que instaura el llamado modelo nórdico, preservando al tiempo la penalización de las modalidades de proxenetismo, representa la impugnación política de la autorización social, arcaica e inmemorial de acceso por precio al cuerpo de las mujeres – que es en lo que consiste la prostitución – y la estimación de que la demanda desempeña un papel esencial en la vigencia de una institución fundacional del patriarcado.
La prostitución es considerada en el modelo nórdico una forma de violencia que ratifica y reafirma la desigualdad que socava el irrenunciable derecho a la igualdad entre hombres y mujeres, lo que resulta incompatible con un modelo de sociedad democrática, igualitaria y justa.
Tras 20 años de aplicación en Suecia, el modelo nórdico ha demostrado empíricamente que opera como un mecanismo eficaz en la desactivación de la industria de explotación sexual de mujeres y niñas y de la demanda, habiéndose reducido de forma notoria el número de mujeres supervivientes en prostitución, la actividad económica del proxenetismo y la demanda de sexo comercial.
Extraído de Charo Carracedo. Breve diccionario de Feminismo. Ed. Catarata.2020
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