Héroes y cobardes
Conocemos el suceso: una joven y un compañero de trabajo tratan de impedir que un hombre joven golpea a una chica que parecía su pareja; resultado: un golpe y la rotura de la mandíbula. Lamentable suceso que pone el descubierto muchas cosas. Y la joven que trato de impedir “la golpiza”, como se dice en Latinoamérica, afirma: la joven que estaba siendo agredida me dijo: no me quiero ir con el; lo primero que haré al salir del hospital es ir a interponer una denuncia, pues la victima debe acudir a la Policía a denunciar el maltrato, si me ha mi me ha hacen esto, a ella le puede matar- el silencio ante el maltrato es un riesgo-; había mas personas cerca pero nada hicieron; una mujer le dijo a su marido: no pares, sigue”. ¡Héroes y cobardes! Y mientras tengamos que hablar de héroes y cobardes, la lacra de la violencia machista estará entre nosotros cubriendo de ignominia a la sociedad, a nuestra sociedad. Esa chica joven –gracias por tu solidaridad y conciencia ciudadana- muestra el camino: tender la mano a las mujeres que son victimas de la brutalidad machista, no mirar hacia otro lado para no comprometerse o arriesgarse, no vivir escondiendo la cabeza bajo la tierra. Después, esos ciudadanos que siguieron caminando como si el delito –porque estamos ante un delito- no fuera con ellos, comentaran horrorizados las heridas de la joven o el último asesinato en los alrededores de Madrid. Y dirán: hasta donde vamos a llegar, los medios son escasos e ineficaces… ¡Se llegara hasta donde los ciudadanos lo permitan con su silencio y su cobardía! No se puede exigir que todos seamos héroes. Pero si se puede exigir que todos seamos ciudadanos, que pensemos en los demás –no vivimos solos y en una isla desierta- No me cansare de repetirlo: solamente el clamor de las voces acabara con la ignominia de la violencia machista; solamente cuando ninguna mujer camine sola porque las manos se tiendan en ayuda hacia ella, será posible que la esperanza del final sea mas grande y este mas cerca.