La clandestina
Estos días pienso a menudo en mi amiga N que vive ahora en Italia desde hace más de un año. Se marchó de Serbia con un visado de turista, era una madre divorciada sin dinero ni casa y ahora con su visado caducado. Encontró un trabajo como cuidadora de un hombre mayor en alguna parte del norte de Italia.
Nos escribió: ella no es lo que podríamos decir feliz pero se siente más segura por sus hijos que permanecen con sus padres, ahora que ella es el sostén de todos ellos. No dispone de residencia legal y está preocupada por ello, pero también otras 60.000 personas que viven y trabajan en Italia están en la misma situación. Como en un país democrático peculiar, todos los ciudadanos legales e incluso los residentes ilegales de Italia se benefician de la asistencia sanitaria.
Bien, sólo hace unos días, el gobierno de Berlusconi aprobó una nueva ley que convierte a los clandestinos no sólo en ilegales, sino en criminales. El presidente de la República y la oposición democrática estaban firmemente contra ello pero el gobierno, que tiene la mayoría lo aprobó. Además la nueva ley legalizó la llamada “ronda”, una vieja tradición fascista donde grupos de ciudadanos vigilantes patrullan las localidades, capturan a los ilegales con sus propias manos. La “ronda” tiene lugar estos días en toda Italia; da miedo y es primitivo. Nunca se sabrá en esos ataques histéricos de furia contra los extranjeros – especialmente contra los negros- si la voz de la razón hablará antes de que sea demasiado tarde.
En Turín, tres jóvenes pegaron y robaron a un africano vendedor callejero: fue a la policía para denunciar la violencia y fue arrestado por ser ilegal. Ahora se enfrenta a una multa de 5.000 euros y a la deportación. Este es el nuevo precio que tienen que pagar «i clandestini» visibles en las calles.
Las cuidadoras de personas mayores tienen todavía oportunidad de legalizar su situación si su empleador está de acuerdo. No es noticia que la mayoría no lo querrá hacer porque significa pagar impuestos al Estado.
Pienso en mi amiga serbia N y en su historia personal: pasó una terrible experiencia de guerra, especialmente como víctima de las sanciones internacionales, después sufrió a un marido violento y ahora es una inmigrante clandestina expuesta a los vigilantes. Eligió deliberadamente sobrevivir: fue siempre bastante valiente para mirar hacia adelante.
¿Qué puede hacer N en esta situación en Italia donde su trabajo es bienvenido pero donde ella no tiene derechos? Es completamente similar al tratamiento legal de la prostitución que está legalmente prohibida pero cuando se paga impuestos por el trabajo sexual, el sistema cierra los ojos y hace caja.
A veces la trasgresión hace visible a la población global invisible a las leyes nacionales. Recuerdo a una refugiada durante la guerra de Bosnia cuyos documentos personales fueron quemados. Fue encarcelada en Hungría como apátrida. Cuando pagó al Estado húngaro por su estancia en la cárcel recibió nuevos documentos que la hicieron legal.
Se supone que Italia es un país libre y en paz, ahora deslizándose hacia los típicos y peligrosos dislates de época de guerra y de ley marcial. La Globalización de la Balcanización está en cada esquina, vendiendo zapatos ilegalmente.