Las nuevas madres y padres
En el Día de la Madre, felicitemos a las madres -porqué no- si eso supone incentivos para el consumo que tan necesitado está. Hagámoslo, si eso nos obliga a pararnos a reflexionar sobre el inmenso esfuerzo que las mujeres de hoy están haciendo para ser ciudadanas titulares de derechos, sin decepcionar al mismo tiempo las expectativas que otros siguen depositando en ellas y que ellas mismas se autoimponen.
Pero tengamos cuidado para evitar que el apropiado y machacón discurso de estos días, enalteciendo a quienes nos parieron no acabe convirtiéndose en una letanía que magnifique a las mujeres única y exclusivamente por su condición reproductora despojándolas de cualquier otro valor, interés o destino. Prudencia para que tantos padres atentos y amorosos que como tales han ejercido, o que así pretenden desempeñar su paternidad, no se sientan excluidos de antemano, privados de la posibilidad de cuidar, mimar, criar y educar a sus vástagos, porque no están ni se les espera en esta función.
Más allá de los condicionamientos biológicos que están ciertamente dejando de ser indiscutibles, de los roles empobrecedores y arcaicos fijados por imperativos religiosos o ideológicos, hoy los hombres y mujeres pueden estrenar nuevos modelos de maternidad y paternidad mucho más gratificantes para ellos, para ellas y para las criaturas que los disfrutarán.