Medios de comunicación y activismo en las redes. Empoderamiento TIC, una estrategia de pacto. Parte II
¿CÓMO FAVORECER EL EMPODERAMIENTO TIC?
El proceso de empoderamiento en la tecnología y la sociedad de la información, es necesario para el movimiento de mujeres, debido a la constante desautorización de las mujeres y sus dificultades de aproximación en los ámbitos tecnológicos, como se muestra en los estudios sobre la brecha digital de género:
El empoderamiento sirve para habilitarnos, es decir capacitarnos, sentirnos y ser capaces. Lo que exige formación digital básica y avanzada para poder ser productoras de contenidos.
Sirve para facultarnos, es decir, para tener facultad o el poder de hacer cosas. Hacer cosas en Internet nos exige un cambio de mentalidad, salir de los espacios locales y pensar en global.
Y sirve para vivir con autoridad, es decir valoradas y reconocidas en los usos y desarrollos tecnológicos que surgen de las mujeres. Ya tenemos genealogía de mujeres TIC, modelos a los que mirar, espacios de autoridad femenina.
El objetivo es cambiar la tecnofobia por el tecnointerés, reconocernos la autoridad TIC y exigir los derechos de la ciudadanía y asociacionismo digital.
El empoderamiento TIC supone convertir el uso de la tecnología en una herramienta incorporada al liderazgo, que permite proponer, impulsar, para ser protagonistas y productoras de espacios y contenidos. Una organización se empodera por la acción de sus integrantes, las asociaciones reciben ese flujo, alimentado por el activismo digital de las mujeres que las componen.
Es necesario sostener personal, social, institucional y jurídicamente el empoderamiento personal o grupal de mujeres y movimientos. Trabajar en el movimiento asociativo sobre el concepto de ciudadanía digital, participación, las estrategias y recursos que se necesitan.
VÍAS PARA ALCANZAR EL EMPODERAMIENTO TIC:
- Usar el propio para avalar a otras, sus creaciones y acciones, así como a instituciones, movimientos o causas. De ahí, la importancia de generar redes y alianzas tic entre las asociaciones incluyendo estas acciones en la toma de decisión sobre las estrategias del movimiento feminista o en el desarrollo de las campañas sobre temas de la agenda política.
- La pedagogía de género entre las mujeres, quien enseña apoya el empoderamiento de la otra, y al revés. Generar conocimientos TIC y universalizar la formación digital entre mujeres, es una garantía para el liderazgo.
- Que las leyes reconozcan el derecho al adelanto de las mujeres, por ser garantía de respeto y porque universaliza el derecho conseguido por unas para todas las mujeres. Incluir los derechos de ciudadanía digital en la legislación y desarrollar medidas para evitar la brecha digital de género. Ley orgánica de Igualdad entre mujeres y hombres con su artículo 24. Los planes de Sociedad de la Información de los gobiernos deben incluir líneas concretas para facilitar el acceso y la formación de las mujeres.
Por tanto, el empoderamiento tic es parte de nuestra estrategia, pero como las administraciones públicas han dejado de asumir su obligación de facilitar la formación digital, en el movimiento asociativo debemos incluir entre nuestras tareas la capacitación digital, la pedagogía entre nosotras para generalizar el conocimiento y uso de las redes, sobre todo entre las mayores. Somos las herederas de las genealogías femeninas que construyen desde los inicios el saber de las mujeres. Pero ahora trasteamos con el hardware, cocinamos el software, bordamos con píxeles, tricotamos con bits, navegamos sobre megas de fibra óptica para tejer redes familiares, sociales y económicas. Saltamos del hilo que usamos para coser el territorio de la vida, al hilo telefónico para alumbrar la modernidad, hasta llegar a los hilos de luz de la fibra óptica para construir un espacio feminista digital. El empoderamiento de las mujeres es un constante ejercicio de libertades.
En resumen, hoy las feministas debemos buscar lo que nos une, el “denominador común” de nuestra diversidad, establecer un consenso de mínimos que nos permita tener una estrategia común, una estructura compartida que se alimente del plusvalor que generamos las mujeres organizadas, para intervenir con criterios innovadores de representación que nos permita hacer palanca sobre la felicidad de las mujeres, y así poder participar en el diseño de las políticas feministas, como dice Alessandra Bocchetti “las mujeres con las mujeres, podemos”