Mladic en La Haya

Ahora que el general serbobosnio Ratko Mladic está a buen recaudo en la prisión del Tribunal  Penal Internacional de La Haya, algunas preguntas se hacen cada vez más urgentes.

¿Dónde ha estado escondido Mladic todos estos años? ¿Quién le ayudó a evadir la justicia? ¿Por qué sus protectores permanecen en silencio y sin castigo? ¿Habrá una investigación y un castigo para ellos, también? ¿En Serbia, en La Haya, en el infierno?

En 2008, Radovan Karadzic, el aliado más conocido de Mladic y también un criminal de guerra muy buscado, fue arrestado en Belgrado cuando se hacía pasar por un médico gurú New Age. Karadzic había estado viviendo oculto durante años, como un personaje semi-público, un experto médico charlatán. A menudo aparecía en conferencias y escribía artículos de medicina alternativa.

Entrevisté a algunas personas que trabajaron o pasaron tiempo con Karadzic.

De alguna manera creí a los devotos más bien simples, que encendían velas para curar el cáncer. Sin duda, esta gente crédula no podía imaginar que Dragan ‘David’ Dabic, este impostor de voz ronca, con sus guantes, larga barba y melena blanca, era en realidad Radovan Karadzic. Después de todo, Karadzic fue un político bravucón que siempre estaba bien afeitado y vestido con traje oscuro.

Pero en un momento dado, uno de mis informantes de la clínica se hizo cómplice. Sacó su teléfono móvil y me mostró una foto de un anciano de cara avejentada y consumida.

¿Lo reconoce? me preguntó. En ese momento yo no tenía ni idea, pero hace una semana, cuando Mladic, fue detenido con su nuevo look de aldeano demacrado, solitario, creí reconocer su rostro. También hubo una noticia sorprendente de que Mladic había estado buscando tratamiento para el cáncer linfático.

Es una adición extraña a la leyenda Mladic, ya que, durante años, la mayoría de la gente en Serbia ha vislumbrado a Mladic en un lugar u otro. Mladic era un guerrero de los montes que se escondía bien armado en cuevas. Mladic iba disfrazado de campesina vendiendo huevos en el mercado del centro de Belgrado. Estaba trabajando por una miseria como vulgar trabajador de la construcción. Estaba escondido en un convento ortodoxo después de sufrir un derrame cerebral. Estaba muerto y enterrado en varias tumbas.

También sigue siendo un misterio trágico la muerte de dos jóvenes soldados serbios durante su servicio – supuestamente habían visto a Mladic y tuvieron que ser eliminados. Eso sí, esta historia tiene muchos giros y vueltas sospechosas, y aún está pendiente una explicación plausible y honesta a los padres de los muertos.

En los días entre el 26 de mayo, cuando Mladic fue arrestado, y el 1 de junio cuando fue extraditado a La Haya, el ritmo de estas historias se ha acelerado. La posición oficial es que Mladic estaba simplemente huyendo, cambiando continuamente de lugar y encontrando nuevos círculos de compañeros que le ayudaran con dinero y refugio. En resumen, era simplemente más listo que las autoridades, ¡lo que claramente no es culpa de nadie!

La prensa serbia dominante se ha destacado por su interés patológico por el corazón roto y el alma de Mladic, que es claramente una de las personas más crueles en la historia contemporánea. Mladic no sólo liquidó metódicamente a ocho mil hombres y niños de etnia musulmana en tres días de fuego de ametralladora, sino que se mostró particularmente listo y desalmado sobre este crimen. Acosó a los prisioneros indefensos, engañó a sus familias para que colaboraran en el programa de su propia muerte, y mintió metódicamente a los funcionarios de la ONU que estaban allí para proteger el enclave musulmán. La famosa fotografía de Ratko Mladic ofreciendo a los niños chocolates antes de ejecutar a sus padres se ha convertido en su icono perdurable.

También está el hecho repugnante de que Mladic fue un guerrero aureolado de santidad. Fotos del general y sus soldados siendo bendecidos por los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Serbia fueron difundidas ampliamente por la televisión nacional serbia en los noventa.

En mi libro, Escorpiones, el Diseño del Delito http://jasminatesanovic.wordpress.com/the-scorpions/ he seguido el juicio de un grupo paramilitar de Serbia, que participó en la masacre de Srebrenica. Los seis infames bandidos paramilitares fueron detenidos a causa de una película que hicieron, en la que ejecutaron a civiles cautivos. Esta película clandestina circulaba como incentivo para los asesinos y su ideología durante la guerra. Luego al ser conocida en 2005 sirvió de  prueba condenatoria contra los Escorpiones.

Ahora que Mladic está viejo, enfermo y encarcelado, las campanas de la misericordia y la tolerancia están sonando como si Srebrenica nunca hubiera sucedido. El héroe de la gente y semidiós militante es re-etiquetado como un mártir y un objeto de lástima.

Mladic expresó un pesar antes de ir a La Haya: que jamás volvería con vida a Serbia para visitar la tumba de su hija. Esta hija se suicidó en 1994 utilizando el arma favorita de su padre. En aquel momento, Mladic y sus aliados culparon a la prensa de oposición por la desesperación de su hija. Recuerdo a periodistas amenazados a causa de los textos que escribían detallando la crueldad del general Ratko Mladic. Nunca se le ocurrió, ni entonces ni ahora, que la multitud de gente inocente, incluso su hija, habían muerto a causa de sus actividades demoníacas.

El abogado de Mladic ya ha anunciado que no se declarará culpable. Su hijo, que lo visitó en la cárcel de Belgrado con su esposa, anunció que su padre era un patriota que había cumplido con diligencia su deber.

Mladic, en la cárcel, pidió fresas y un médico. No cualquier médico, sino la presidenta del Parlamento serbio, que es miembro del partido de Milosevic, y que preside el Parlamento debido a la extraña diplomacia de poder del gobierno pro-europeo de Tadic. Ella atendió debidamente al prisionero y le hizo un reconocimiento médico. Mladic fue tratado con compasión y humanidad máxima, lo que, por supuesto, causó furia a los familiares de las víctimas que no daban crédito.

También pidió visitar la tumba de su hija – o, en su defecto, que se exhumase su ataúd y se llevase el cadáver a su celda de la prisión. Esta extraña demanda es una declaración sangre y suelo, típica de Karadzic, Mladic – pero ¿por qué no traer a Mladic todos los ataúdes que clavó con sus armas?

Fuera de su prisión y en la plaza principal de Belgrado, miles de partidarios de Mladic se manifestaron violentamente, haciendo un buen negocio con sus libros conmemorativos y camisetas. Más de un centenar de alborotadores fueron detenidos, pese a la petición humilde del prisionero de tranquilidad y no meterse en problemas. La policía serbia parece decidida a limpiar las calles y el camino hacia la Europa Unida.

Los esfuerzos para doblegar y reprimir a los criminales de guerra serbios siempre llegan con un alto costo para la propia Serbia. En 2003, Zoran Djindjic entregó a Slobodan Milosevic al tribunal de La Haya. Este acto audaz significaba el fin del dominio criminal en Serbia, pero también costó a Djindjic la vida. Djindjic fue asesinado a tiros por un grupo de nacionalistas radicales que se declararon patriotas por matar a un traidor.

¿Cuánto han cambiado las cosas desde entonces en Serbia? Han cambiado mucho, y nunca como últimamente, pero cada fresa ha representado un alto precio.