Nuevas víctimas de violencia machista
¡Y ya son 27, las dos últimas en Murcia y en Tenerife! Y como casi siempre: no existe noticias de denuncias; eras personales normales; no sospechábamos nada.
Cuando nos vamos a convencer que el machista es un ser educado de puertas hacia fuera; dentro del hogar, un desalmado. Cuando nos vamos a convencer de que es cuestión de todos el erradicar la violencia machista. Cuando nos vamos a convencer de las dificultades que sufren muchas mujeres para denunciar.
Era una persona normal, se dice. A lo sumo se añade: bebía algo, estaba algo deprimido. Aunque algunos no quieran reconocerlo, la única causa cierta de la violencia machista es… ¡el machismo! Es decir, la convicción mental de la superioridad del hombre sobre la mujer. Lo demás –alcohol, depresión, etc.- son simplemente desinhibidores. Y el hombre machista lo es fundamentalmente sobre su mujer. Por tanto, da “el pego” ante vecinos, compañeros o amigos.
Y no podemos olvidar que el homicidio suele ser el último acto de toda una relación llena de violencia física y psicológica. Y que si no ha existido la violencia física, solamente la psicológica –un puñetazo en el alma, así lo entiendo yo-, es fácil ocultar esa violencia. Ante los vecinos y amigos no existen señales de golpes. Y la mujer suele callar por dependencia económica, psiq1uica, sentimental, por salvaguardar a los hijos… ¡hasta por vergüenza ante los conocidos!
Los familiares, amigos, hasta los conocidos, deben estar alertas ante los posibles signos externos de maltrato, de machismo. De ese modo forma pueden tender una mano a la mujer; convencerla de que debe denunciar, de que debe acudir a pedir ayuda a los servicios sociales especializados. Cuando la mujer esta envuelta en dudas e incertidumbres, son quienes le rodean los que tienen que dar luz a su vida: ¡nadie debe soportar la sumisión, la violencia! Por favor, basta ya de “no sabíamos nada”, “eran personas normales”, “no conocíamos disputas”, etc. ¿Así vivimos nuestra responsabilidad en la erradicación de la violencia machista o nos encojemos de hombros cobardemente?
Y las Instituciones oficies de lucha contra la violencia machista deben –es mi opinión- plantearse un reto importante: ¿Cómo facilitar a la mujer que denuncie, que ponga en conocimiento de las autoridades el maltrato? Cuestión que hay que plantearse porque ya son demasiadas las mujeres que han muerto y que no habían presentado denuncia alguna.