Soraya
Soraya Sáenz de Santamaría es una mujer joven, ambiciosa con capacidad y talento, seguramente con un gran futuro político por delante. Es la parte positiva de su biografía pública, aunque ella lo rechaza, su presente se lo debe a miles de mujeres que han luchado día a día para conseguir derechos civiles para las mujeres, acceso a la educación, a la cultura, al empleo, a la participación política, al voto, a la libertad para elegir, a la igualdad de trato y consideración.
Ella a su pesar, es heredera de la historia civil de las mujeres y deudora de lo conseguido. No reconocer su herencia histórica la debilita, muestra su temor a ser tratada como inferior si se sitúa junto a las mujeres. En su caso, no es ignorancia del acontecer histórico, ni de los logros sufragistas, también sabe que las importantes conquistas de las mujeres en nuestro país en los últimos 40 años se deben al esfuerzo y la capacidad del movimiento de mujeres.
Ser Vicepresidenta del Gobierno se lo debe a su talento y capacidad, pero el derecho a estudiar, participar y ser reconocida se lo debe a las feministas. Soraya es una de esas mujeres que niegan su historia y usan su poder para impulsar políticas que actúan contra las mujeres, y son cómplices en sus partidos de actuaciones que suponen retrocesos en derechos y libertades.
Soraya Sáenz de Santamaría debe velar por el cumplimiento de las leyes en vigor, entre otras, la ley contra la violencia de género y la ley de igualdad de oportunidades. Es responsable directa de no cumplir con el artículo 52 de la Ley de Igualdad aprobada en el año 2007 y que establece que “El Gobierno atenderá al principio de presencia equilibrada de mujeres y hombres en el nombramiento de las personas titulares de los órganos directivos de la Administración General del Estado y de los organismos públicos vinculados o dependientes de ella, considerados en su conjunto, cuya designación le corresponda”. Sobre un total de 353 nombramientos, más de un 70 % son hombres (254) y algo menos de un 30% son mujeres (99). Si tomamos como referencia las 30 Secretarías de Estado y/o asimiladas, el número de mujeres suman 6 frente a 24 hombres. Esta misma proporción se mantiene entre los 44 titulares de las Subsecretarías, Secretarías Generales y/o asimiladas: 30 hombres sobre 14 mujeres. En las 228 Direcciones Generales y/o asimiladas, la relación es de 172 hombres y 52 mujeres.
Soraya es una mujer haciendo política patriarcal, ser mujer no basta, el sexismo también se pone tacones.