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Feminismo: Medios de comunicación y activismo en las redes sociales. I Parte

En estos tiempos conviene verse y fortalecerse mucho. (Amelia Valcárcel)

Las redes se activan para liderar la resistencia, desde hace unos meses cuando nos encontramos, después de comentar la difícil situación del país, y especialmente de las mujeres por la pérdida acelerada de derechos, enseguida surge en la conversación la necesidad de hacer pactos. Ante la constatación de que las medidas ultraconservadoras anunciadas por el gobierno del PP no responden a cuestiones económicas, sino ideológicas y están dictadas por sus compromisos adquiridos con la Conferencia episcopal, sólo cabe organizarnos, dotarnos de una estrategia de pactos para liderar la resistencia.

Como nos muestra Marcela Lagarde para pactar entre nosotras nos tenemos que auto conferir la calidad de pactantes, de sujetos del derecho, del deseo, de la palabra, de la economía, de la sociedad, del arte, de la política, en definitiva de ciudadanía. Es un valor auto conferido porque se nos regatea el porcentaje de nuestra ciudadanía. Somos las herederas de los feminismos de todos los tiempos. Dejemos de tomar partido por unas feministas y no por otras, por si participan o no en la política patriarcal, debemos ser amplias, generosas y aprovechar la sabiduría de todos los feminismos.

Nosotras debemos estar orgullosas de estar aquí y haber colaborado en mejorar la vida de todas las mujeres, sin el feminismo estaríamos en las casas, guardadas “en cautiverio”. No podemos estar satisfechas hasta conseguir la universalidad de derechos y acceso a bienes y recursos para todas las mujeres. Hay que construir derechos locales pero también universales, hasta hoy los derechos sólo son territoriales, varían si cambias de lugar.

DE LA INDIGNACIÓN HAY QUE HACER UN PENSAMIENTO POLÍTICO
Es fundamental apoyar y sostener nuestras acciones políticas, ser solidarias con aquellas que hacen propuestas y las avanzan, empoderadas unas en relación a las otras, fortaleciendo un empoderamiento intragénero entre nosotras. Vindicamos la igualdad como principio y práctica de relación, como valor y como derecho entre hombres y mujeres, pero también entre mujeres, entre nosotras, pactar es reconocer nuestra igualdad y ponerla en práctica, que nuestros esfuerzos sumen, para ser capaces de convocar cada vez más mujeres y hombres que vean el feminismo como un paradigma para una nueva organización social en el mundo.

Los feminismos son la mayor acción política, cultural y filosófica de las mujeres en la historia, han enriquecido al mundo. Hemos aprendido a vivir a favor de nosotras mismas y a favor de la vida.

De la indignación hay que hacer un pensamiento político, para hacerlo nos convocamos, porque somos globales, nos convocamos para hacer sinergia. Es decir, para cooperar entendiendo cooperación como la acción coordinada de personas que colaboran para potenciarse y articularse. La sororidad  es el fluido de nuestros pactos.

LA SORORIDAD, EL FLUIDO DE LOS PACTOS
Planteo la sororidad, como la alianza que teje el pacto político de género entre mujeres que nos reconocemos como interlocutoras e iguales.
Cito a Evangelina García Prince para hablar de la solidaridad entre mujeres:
¿Podemos ser solidarias con aquellas mujeres que trabajan a favor de una ideología de mantenimiento de la subordinación de las mujeres?, ¿Debemos ser solidarias con aquellas que trabajan nominalmente a favor de las mujeres, sin consistencia, ni para los intereses colectivos de género?, ¿Con aquellas que usan el tema como plataforma personal?

Amelia Valcárcel nos da algunas respuestas:

  1. La trampa de la solidaridad se da por el error de admitir “la continuidad genérica sin fisuras”. No existe tal continuidad.
  2. La solidaridad no puede extenderse hasta el extremo de ser solidarias con ideologías o prácticas que favorecen el sometimiento de las mujeres.RIESGOS Y ALIANZAS
    Las mujeres no acabamos de hacer un corpus con nuestra experiencia, que consolide o fundamente nuestra posición. Cuando analizamos nuestra presencia en “lo público”, es necesario hacer una referencia cuantitativa y además cualitativa , no vale cualquier mujer por el hecho de serlo, esto es un paso atrás, nos vuelve a hacer idénticas y por lo tanto intercambiables. No vale cualquier mujer por el hecho de serlo, hagamos respetar los espacios creados por otras, el trabajo que han desarrollado fortaleciendo los equipos y su trayectoria.

Amelia Valcárcel argumenta que ya no está vigente la “ley del silencio” que las feministas pactamos en los 80, por la cual no debíamos hablar mal de otra mujer, para no dar argumentos al patriarcado y sus difamaciones habituales sobre las envidias, los celos, se pelean entre ellas, son sus peores enemigas,… Hoy las cosas han cambiado, no podemos consentir a las mujeres de la derecha, que se apoyen en los logros alcanzados y en la paridad conseguida, para no frenar el ataque sobre las mujeres y pararle los pies a sus compañeros de partido. Son sus cómplices necesarias.

Muchas mujeres hoy, usan los avances conseguidos por el feminismo para negarlo, se benefician de las alianzas por la igualdad para situarse en espacios de poder y desde ahí defender e imponer políticas de invisibilidad de las mujeres, o desarrollar políticas de partido contrarias a la igualdad. Otras se encumbran hablando de la feminidad o la mujer en abstracto con discursos vacíos que se sitúan en lo que podemos llamar mujerismo , la apelación al papel de madres y esposas de las mujeres con las capacidades que conllevan estos papeles, para destilar la imagen de comprensión de los problemas sociales. Una vulgarización del esencialismo de las mujeres.

Las feministas tratamos de sintonizar un mundo en el que desintonizamos por su modelo patriarcal, buscamos con quién somos y qué nos es afín. Antes las feministas teníamos agendas con 100 puntos que queríamos conseguir, luego pasamos a tener 5 puntos buscando los acuerdos básicos, que nos permitieran avanzar, y ahora decimos que nos interesa todo, pues las mujeres somos parte de todos los temas y buscamos intervenir con nuestra perspectiva o transversalidad. Buscamos el consenso social en un conjunto de derechos que pueden cambiar el mundo, para que esto suceda es necesario que los objetivos del feminismo deben ser asumidos por hombres y mujeres.

La política es una clave profunda para el feminismo, pero una política democrática basada en el diálogo, en el consenso y en el desarrollo de una normativa que nos lleve a un Estado basado en la Igualdad de trato y consideración. La política debe ser el lugar del pacto, para alcanzar un nuevo contrato social respetando la diversidad.

El feminismo ha nombrado y explicado el concepto de “autoridad”, del latín augere, hacer crecer. Ha identificado la práctica de la autoridad, distinta del poder-imposición, que se ejerce como mediación y se reconoce de raíz femenina. Pero, para que esta autoridad no se estanque en una sola mujer o grupo de mujeres, debemos trasladarla a otras, hacerla circular, compartir nuestra capacidad de hacer crecer a otras. Es en este contexto donde las mujeres podemos crear espacios de libertad femenina. Podemos convenir que con este marco conceptual, abarcamos a todos los feminismos y nos da legitimidad a todas para nombrarnos como tal.

LAS REDES TIC, INSTRUMENTO DE COOPERACIÓN
La crisis de los grupos de conciencia limitados a la reflexión sin actividad externa o con actos puntuales, junto a la debilidad política de las organizaciones de mujeres, deja a la gente sin un lugar al que acudir. Si sumamos la falta de estructura del movimiento feminista estamos además, sin un punto de referencia. Ante esta situación, algunas mujeres se repliegan, otras buscan alternativas en organizaciones políticas que ven así un nuevo espacio para conseguir afiliadas, y otras emprenden proyectos individuales. Este panorama retrataba la situación del movimiento a finales de los 90.

Durante las dos legislaturas del gobierno socialista 2004-2011 se produce lo que se ha llamado feminismo de estado instalando en los círculos de gobierno a mujeres feministas que han impulsado cambios en las políticas y han conseguido desarrollar legislación de igualdad, son avances conseguidos como fruto de las aportaciones del movimiento asociativo, el feminismo académico y la política institucional.

Durante este tiempo, se alcanzan objetivos de igualdad de oportunidades y trato muy importantes. Mientras, parte del movimiento de mujeres se distancia de las posiciones oficiales, surgen otros feminismos más preocupados por la identidad, sobre todo en mujeres jóvenes, crecen proyectos individuales o de pequeños grupos no afiliados, con la diferencia respecto a otras épocas que esos proyectos individuales se han definido en torno al trabajo y alianzas en las redes sociales.

Todas las feministas conocemos el valor de las redes, muchas de nosotras tenemos la biografía marcada por el esfuerzo en el sostenimiento de asociaciones y el deseo de mantenernos al día y en relación entre nosotras y con otras, sabemos de su valor para potenciar los esfuerzos políticos, para conseguir más acciones y de mayor profundidad, para tener más asertividad política y para no territorializar nuestros proyectos en un solo lugar. Pues sabemos que las asociaciones no son sólo ámbitos de encuentro, el feminismo las convierte en plataformas políticas por la vida y la libertad de las mujeres.

La irrupción de las tic en nuestras vidas personales y asociativas ha cambiado el panorama de relaciones, hasta ese momento las asociaciones eran el vehículo de participación desde las que elaborar contenidos o propuestas y difundirlas, en consecuencia a esta estructura, la representatividad y la influencia dentro del movimiento de mujeres, estaba relacionada con el número de afiliadas, en su capacidad de convocar a otras y especialmente de llegar a los medios de comunicación, pero la aparición de las web primero y después de las redes sociales ha transformado completamente la situación trastocando la representación del discurso y la influencia en los estados de opinión.

Ahora, la presencia de las redes sociales ofrece un espacio personal para dar paso al deseo individual de participar, de hacer activismo político. Un perfil personal en una red social puede tener cientos de personas que la siguen, igualmente un grupo de mujeres reducido, pero activo digitalmente, puede tener mayor eco que una asociación histórica con muchas afiliadas, pero que no le dedica a las redes sociales el tiempo suficiente. Un buen ejemplo es la Marcha Mundial y en España La Marea Violeta que nace aquí en Málaga y en pocos días se extiende por las redes convocando y dinamizando.

Las redes sociales son un caldo de cultivo para reproducir tópicos y comportamientos sexistas. La lucha del feminismo por combatir los ataques misóginos se ha trasladado también a internet, por ejemplo Facebook acumula polémicas consecutivas por su falta de coherencia a la hora de censurar contenidos.

NUEVOS ESCENARIOS
Este cambio de panorama plantea nuevos escenarios:

  • Por un lado, democratiza y amplía la información y la opinión, multiplica las posibilidades de participación, surgen nuevas ideas de la interacción, deslocaliza iniciativas interesantes, potencia el intercambio, empodera a personas o grupos desligados de los centros de poder (asociativo, sindical, de partidos). Es un instrumento para autoconferirnos como pactantes en procesos concretos o acciones de cooperación que facilita las alianzas. Un buen ejemplo es la Marea Violeta o la Marcha Mundial.
  • Por otro lado, puede banalizar los discursos, menos argumentados, que responden a un impulso sin el sostén de un discurso ni una organización feminista que planifique las acciones. Se pueden proponer alianzas confusas o surgidas de un bien intencionado deseo, pero que se pierden en el activismo. Retuitear o firmar peticiones no basta, calma las conciencias, pero sólo es una acción puntual del activismo, que exige presencia y discurso. Como nos enseña Celia Amorós que decía Spinoza “las ideas adecuadas confieren potencia de obrar”.
  • Un aspecto nuevo, es la aparición de los troll, activistas de lo negativo, boicoteadores de espacios tic de mujeres, aunque no sólo, que llegan a bloquear los mensajes, e incluso consiguen el abandono de espacios. Recordad el caso de Elena Valenciano entre otras figuras públicas, los ataques a Pikara Magazine  como nos cuenta Josune. Y  una nueva categoría de neo-machista  que se cuela en los espacios feministas y en nuestras vidas sin que nos demos ni cuenta. Os recomiendo la lectura del artículo  “De violencias, apropiaciones y escarnios: por una ética del cuidado ante la infiltración en colectivos” de Brigitte Vasallo y Joan Pujol.

Por tanto, parece necesario articular nuestras acciones políticas, también en el ámbito tic, para liderar la resistencia ante la pérdida de derechos y el retroceso de la Igualdad.