Dolores del alma
A veces duelen más que una paliza, pero lo que es peor, se quedan para siempre. Son dolores sordos, inesperados y, en demasiadas ocasiones incompatibles con la esperanza. Afortunadamente ella, la Esperanza, siempre vuelve, con su voz modulada y cálida, con su sonrisa llena de paz y sus susurros llenos de vitalidad para recordarnos que…